Día del Seminario - 20/03/2022 -

Día del Seminario (20/03/22)

"Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino"

 

Cada año, en torno a la fiesta de San José celebramos el Día del Seminario. Y esto significa ante todo que debe ser ocasión para todo el Pueblo de Dios de dar gracias por lo que llamamos las “vocaciones sacerdotales”, y de pedir al dueño de la mies que envíe más trabajadores a su mies. En el contexto del Sínodo universal convocado por el Papa Francisco la Iglesia reconoce con agradecimiento el gran don de ser llamados a una misión a la que los sacerdotes somos enviados a peregrinar juntos, siguiendo las huellas de Cristo el Buen Pastor, Sumo y Eterno Sacerdote.

 

Agradecimiento por el don de la comunidad, por el don de haber sido llamados a la Iglesia que significa congregación, comunidad. Dios no nos ha llamado a vivir la fe individualmente sino en familia, en comunidad y no envía tampoco a sus discípulos a una misión en solitario.

 

Jesús llamó a los apóstoles para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar la buena nueva del Evangelio. Y sus sucesores los obispos, con los presbíteros y los diáconos, y con la colaboración también de los laicos continúan la misma misión de Cristo Jesús enviado por el Padre para llevar la salvación porque Él es un Dios que salva, que nos ha salvado y nos sigue salvando.

 

"Sacerdotes al servicio de una Iglesia en camino"- Éste es el lema del Día del Seminario de este año, y estas palabras definen en cierto modo la misión para la que los seminaristas se preparan: ser sacerdotes al servicio de la iglesia en camino.

 

Primero “sacerdotes”: así en plural, porque no somos sacerdotes individualmente, aislados. Por el sacramento del Orden participamos del único sacerdocio que es el de Cristo, compartiendo ese único sacerdocio. Porque Él, el Hijo lo ha hecho todo unido al Padre y al Espíritu Santo. En el seminario aprendemos a vivir el sentido de comunidad, nos preparamos en fraternidad.

 

“Al servicio”: este es el distintivo de la llamada que hemos recibido los que hemos estado en un seminario y los que están ahora. Éste fue el distintivo de Jesús: "No he venido a ser servido sino a servir" (Mc 10,45) dijo a sus discípulos, y si Él vivió así también nosotros debemos vivir así. Éste es el sentido de nuestra vida, la de Jesús, Dios y hombre, y la de todo sacerdote: “ser para los demás”, al servicio de los demás.

Así, durante el tiempo del seminario los seminaristas aprenden a vivir el servicio a los hermanos. Sólo desde la entrega, desde la donación de la propia vida recibe la vocación al sacerdocio todo su sentido.

 

“De la Iglesia”: o sea de la comunidad, de los fieles bautizados y de los que todavía no forman parte de ella pero que están llamados por el amor de Dios a participar también de este don que no es exclusivo sólo para unos pocos privilegiados.

 

"En camino": porque el envío a la misión no tiene un plazo fijo. La Iglesia camina, avanza sin cesar, hemos sido enviados a proclamar el Evangelio y llevar la vida nueva de Dios a todos los pueblos de la tierra.

 

En el Día del Seminario queremos recordar que Dios sigue llamando y que hay jóvenes que desde el corazón de la diócesis que es el seminario, se preparan para seguir llevando a cabo la misma misión de Jesús: “Como el Padre me ha enviado, así os envío también yo”  (Jn 20,21).

 

El Sínodo universal en el que nos encontramos nos pone a todos juntos en camino, juntos también en lo que debe ser nuestro interés,  nuestro aprecio y atención al seminario y a los seminaristas, y la colaboración y ayuda en su sostenimiento espiritual y material.

 

+ Salvador Cristau i Coll

Obispo de Terrassa

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