« JOVEN, LEVANTE Y SÉ TESTIGO » - 29/05/2022 -

« JOVEN, LEVANTE Y SÉ TESTIGO » (29/05/22)

 

Muchos jóvenes, chicos y chicas de nuestras familias y de nuestras parroquias y comunidades cristianas se disponen a entrar en la recta final del curso y de los exámenes y están pensando ya en el verano que se avecina. Me dirijo hoy especialmente a ellos pero también a todos, aunque no seamos precisamente jóvenes, al menos en lo que respecta a la edad. Porque para todos es época de dar cuentas por tantos dones que hemos recibido en la vida.

 

Quiero recordar que el pasado verano les convoqué a la peregrinación diocesana que tendrá lugar de los días 1 al 7 de agosto de este año y que culminará con el Encuentro Europeo de la Juventud, la PEJ, en Santiago de Compostela.

 

Pero, tanto a los jóvenes como a los que ya no lo somos, quiero recordaros que la vida cristiana es también una peregrinación. San Pablo comenzó la suya cuando, yendo de camino a Damasco para llevar cristianos a la cárcel, se encontró con el Señor, que él no conocía todavía y -después de caer al suelo- escuchó estas palabras después de caer al suelo; le dijo: “Levántate  y sé testigo de lo que has visto”. Y ese es el lema precisamente de  la peregrinación de este verano a Santiago. Podemos y debemos sentir dirigidas a nosotros también estas palabras.

 

Para san Pablo empezaba una peregrinación que duraría toda la vida, para nosotros, jóvenes y mayores, estas palabras deben ser un empuje en el camino que ya hemos empezado y que durará también toda la vida. Porque para ir a Santiago hay que levantarse y emprender con ánimos el camino. Y para ser cristianos debemos levantarnos también y salir de nosotros mismos, de nuestras comodidades, de nuestras perezas, vergüenzas, miedos, de lo que ahora se llama nuestra zona de confort. La vida es camino, peregrinación que debe llevarnos hasta el encuentro con Cristo, y aunque no lo vemos Él camina con nosotros también.

 

Levantarse es dejar los estorbos que nos hacen difícil caminar, los lazos que nos impiden avanzar, dejarlos atrás para poder ir cada día más ligeros, libres, sin pesos que nos lo impidan. Esto es lo que debemos dejar como pasado.

 

El presente es levantarse cada día y caminar, y cada día puede ser nuevo porque podemos hacerlo nuevo nosotros.

 

En el futuro nos encontraremos un día con el Señor y lo veremos cara a cara, pero no nosotros solos, sino con todos los hermanos, con aquellos que conocemos y amamos y aquellos que no conocemos.

 

Y como a san Pablo, a nosotros nos dice también el Señor “sé testigo”. Nuestra vida, nuestra fe, nuestra actuación es el testimonio que hará brillar la luz en medio del mundo.

 

+ Salvador Cristau i Coll

Obispo de Terrassa

Contenido relacionado

Carta Dominical (29/05/2022)