Ordenación de tres sacerdotes en Terrassa

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El domingo día 20 de noviembre, Solemnidad de Jesucristo Rey de todo el mundo y clausura del Año de la Misericordia, Mons. Josep Àngel Saiz Meneses ordenó tres nuevos sacerdotes al servicio de la diócesis. Se trata de Mn. Rubén García Cruz, destinado a Sabadell, Mn. Eduard Martínez Quinto, destinado a Sant Cugat del Vallés y Mn. Eduardo Pire Mayol, destinado a Cerdanyola del Vallès.

Concelebraron Mons. Salvador Cristau, Obispo auxiliar, Mons. Jaume Traserra, Obispo emérito de Solsona y cerca de 80 sacerdotes, además de un número importante de diáconos y los seminaristas de la diócesis. Una vez más el templo de la Catedral resultó pequeño.

En su homilía, el Sr. Obispo después de reflexionar sobre el sentido de las lecturas del día litúrgico, invitó a los ordenantes a vivir las verdaderas actitudes de la misericordia que el Papa Francisco ha pedido a la Iglesia durante este año jubilar, centrándose especialmente en el perdón y la donación de uno mismo.

El Sr. Obispo afirmó: El Santo Padre nos ha recordado a lo largo de este año que la misericordia se pone en práctica sobre todo con el perdón: no juzgando, no condenando, perdonando. Hemos de suspender los juicios y las condenas para llegar a vivir una relación de fraternidad con los demás.  Hemos de ser conscientes de que el perdón es el pilar que sujeta la vida de la comunidad cristiana. ¿Y por qué debemos perdonar? Porque antes hemos sido perdonados por Dios. Y sobre la donació y entrega de uno mismo dijo: La donación, la entrega de sí mismo es el segundo pilar de la misericordia. En este Año hemos sido llamados a redescubrir las obras de misericordia a través de la reflexión y la puesta en práctica con nuevo ímpetu y motivación. En vuestro caso, como sacerdotes, estáis llamados a hacer de vuestra existencia una ofrenda agradable al Padre, un don total de vosotros mismos, siguiendo el ejemplo de Jesús, que da su vida en la cruz para la salvación del mundo. Asimismo, el sacerdote vive en medio de la sociedad haciendo del servicio a Dios y a los demás el eje central de su existencia, gastándose y desgastándose por los hermanos.