El Obispo de Terrassa apuesta por el diálogo como camino de superación ante las dificultades

Mons. Saiz Meneses ha presidido el Oficio Solemne de Fiesta Mayor en la Catedral de Terrassa el domingo día 6 de julio con motivo de la Fiesta de la ciudad, en la proximidad de San Pedro, San Cristóbal y San Valentín, patrones de Terrassa.

 

La celebración ha tenido lugar a las 10h. Ha concelebrado Mons. Salvador Cristau, Obispo Auxiliar, Mn. Fidel Catalán, rector de la parroquia del Santo Espíritu, Mn. Josep Esplugas, Arcipreste de Terrassa y diversos sacerdotes de la ciudad. Ha asistido el Sr. Jordi Ballart, Alcalde de Terrassa y la Corporación Municipal. La Comisión del Centenario del Atletismo en Terrassa ha sido la encargada de llevar el pendón de la ciudad. Ha colaborado con los cantos el Coro Juvenil del Conservatorio Municipal de Música de Manresa bajo la dirección de Francisco Vallés, y con el acompañamiento al órgano de Joan Casals. Interpretarán obras de Mendelssohn, Butler y Fauré. Al terminar el Oficio se han interpretado los Gozos en honor de San Pedro, San Cristóbal y San Valentín.

 

 

En su homilía Mons. Saiz Meneses ha recordado el décimo aniversario de la creación de la diócesis y ha reflexionado sobre el momento actual que vive la sociedad a partir del magisterio del Papa Francisco, en concreto en tres aspectos: la respuesta a los desafíos del momento presente, la superación de las tentaciones en el cumplimiento de nuestra misión, y en tercer lugar, el camino del diálogo social. Después de analizar el momento presente y denunciar las injusticias existentes, ha reflexionado sobre las tentaciones de los agentes sociales, y finalmente ha apostado por el diálogo como camino de superación de las dificultades. Ha afirmado que: El diálogo es imprescindible para llevar a cabo un servicio eficaz a favor de las personas concretas y del bien común: el diálogo con las administraciones, con las diferentes instituciones, con la sociedad y con los demás creyentes. La Iglesia habla siempre desde la opción creyente, cristiana, y aporta su experiencia bimilenaria que conserva en la memoria las vidas y los avatares de los seres humanos. Esto, ciertamente, va más allá de la razón humana, ya la vez invita la razón a ensanchar su horizonte. La Iglesia proclama el Evangelio de la paz y la fraternidad y está abierta a la colaboración con todas las personas e instituciones para construir este bien de Dios. Ha continuado su reflexión recordando que: a los estados y a las administraciones corresponde el cuidado y la promoción del bien común de la sociedad, a partir de los principios de subsidiariedad y solidaridad, buscando el desarrollo integral de todas las personas. En este diálogo, en esta construcción de una sociedad más justa y fraterna, la Iglesia no tiene soluciones para todas las cuestiones particulares. Ahora bien, junto a las diversas fuerzas sociales, acompaña las propuestas que mejor respondan a la dignidad de la persona humana y al bien común, y colabora al bien común a través del servicio a los hermanos, especialmente a los más necesitados.