Amoris Laetitia

Fotografía: Mons. José Ángel y su Auxiliar con el Equipo de la Delegación de Pastoral Familiar del Obispado de Terrassa

Por fin el papa Francisco ha presentado su exhortación apostólica post-sinodal, que lleva por título  Amoris Laetitia (la alegría del amor), después de dos años de reflexión y trabajo, recogiendo las aportaciones de los dos sínodos de los obispos celebrados en Roma. El punto de partida es la presentación del Evangelio de la familia. A continuación reflexiona sobre la situación actual de las familias, recuerda algunas cuestiones fundamentales de la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia y se detiene en lo que considera los capítulos centrales del documento: el amor en el matrimonio y el amor que se vuelve fecundo. Después propone una reflexión sobre la pastoral familiar y la educación de los hijos y aborda también la cuestión que ha suscitado mayor interés en los medios de comunicación: el discernimiento pastoral ante las llamadas situaciones irregulares. Al final, en el último capítulo ofrece unas consideraciones de espiritualidad familiar.

A la vista tanto del contenido como de las dimensiones del texto, es obvio que el Santo Padre trata de evitar que la atención se centre casi exclusivamente en la cuestión de la admisión de los divorciados a la Eucaristía, y sobre todo que se acabe haciendo un planteamiento puramente casuístico. Por eso se extiende en los aspectos teológicos, antropológicos y pastorales que dibujan ante el lector un ideal que resulta atractivo: un amor que realiza la vocación más profunda del ser humano al don de sí mismo, vocación que resulta posible porque se fundamenta en la fidelidad de Dios, que sostiene a las familias,  también en los momentos de dificultad. Ahí encontramos la clave principal para poder interpretar el documento. Se trata de presentar la belleza del matrimonio y de la familia, aunque para nuestros contemporáneos puedan parecer un ideal exigente y aparentemente inalcanzable. Por otra parte, queda manifiesto que ese ideal es una meta que se puede alcanzar, aunque no esté exenta de sacrificio.

En diferentes ocasiones el Papa pone de manifiesto la continuidad de su magisterio con el magisterio de los anteriores pontífices, en especial con la exhortación postsinodal  Familiaris consortio, de san Juan Pablo II. La nueva exhortación también demos de situarla en continuidad con el magisterio que aporta la encíclica Veritates Splendor. Lo que sí resulta novedoso es el acento que el Papa Bergoglio pone en el discernimiento de las diferentes situaciones que han de ser iluminadas a la luz del Evangelio. Por ejemplo, en la cuestión que más expectación despertaba en la opinión pública y en la privada, la de la pastoral con los divorciados vueltos a casar, el Papa remite al criterio de Familiaris consortio número 84. El papa Wojtyla subrayaba ya allí, y estamos hablando del 22 de noviembre de 1981, la necesidad de discernir entre las distintas situaciones irregulares.

Es evidentene que Amoris Laetitia no puede abordar la innumerable variedad de situaciones concretas que se dan actualmente en nuestra sociedad. Ahora bien, ofrece criterios y pautas. Por ejemplo, hace notar que “el discernimiento debe ayudar a encontrar los posibles caminos de respuesta a Dios y de crecimiento en medio de los límites. Por creer que todo es blanco o negro a veces cerramos el camino de la gracia y del crecimiento, y desalentamos caminos de santificación que dan gloria a Dios” (AL 305). “Se trata de un itinerario de acompañamiento y de discernimiento que orienta a estos fieles a la toma de conciencia de su situación ante Dios” (AL 300). Pero el papa Francisco recuerda también que “este discernimiento no podrá jamás prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuesto por la Iglesia” (AL 300).

Otro elemento de novedad está en la perspectiva de una mayor acogida e integración de todos los fieles en la vida de la Iglesia. El hecho de que Amoris Laetitia remita a la solución que ya expresaba Familiaris consortio, poniendo mayor importancia y énfasis en la tarea de discernimiento y de formación de la conciencia, abre unas perspectivas pastorales de gran amplitud. El objetivo será siempre la búsqueda de la voluntad de Dios, avanzar por el camino  de conversión que dura toda la vida y que llena de alegría el corazón aunque implique el esfuerzo y el sacrificio. Recomiendo  la lectura de este documento a todos los cristianos y también a cualquier persona que comparta con nosotros la importancia de la familia en nuestra sociedad y que la vida familiar tiene que ayudar a vivir la alegría del amor.

 

+ Josep Àngel Saiz Meneses Obispo de Terrassa