La ecología integral del Papa Francisco

El pasado jueves día 18 de junio tuvo lugar la presentación de la nueva encíclica del Papa Francisco Laudato Si. La Encíclica toma el nombre de la invocación de San Francisco de Asís: «Alabado seas, mi Señor», que en el Cántico de las Criaturas recuerda que la tierra, nuestra casa común, «también es como una hermana, con quien compartimos la existencia, y como una madre hermosa que nos acoge entre sus brazos »(n.1).

El Cántico de las Criaturas es un cántico de agradecimiento a Dios por la naturaleza escrito en 1225. El Papa hace también un canto de alabanza a Dios por la creación y a la vez dedica un amplio espacio a denunciar las actividades que pueden acabar destruyendo la naturaleza y también denuncia la falta de voluntad política y social para evitar esta destrucción. Se trata de un mensaje dirigido a los miembros de la Iglesia y también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para que sean cada vez más conscientes de la necesidad de proteger el planeta tierra. Es significativo que el documento haya sido presentado conjuntamente por un representante de la Iglesia Católica, el presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz, el cardenal Peter Turkson, el arzobispo metropolitano de Pergamo, Joan Zizioulas, en representación de la Iglesia Ortodoxa , el profesor Hans Joachim Schellnhuber, un laico y científico alemán, físico teórico, fundador y director del Instituto Potsdam para la investigación sobre el impacto del cambio climático, y Carolyn Woo, presidenta de Catholic Relief Services y Decana del Mendoza College of Busines, University of Notre dame, USA El Santo Padre señala que la tierra, nuestra casa común, «clama por el daño que le provocamos, debido al uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella», y que su grito, junto con el de los pobres, interpela nuestra conciencia "a reconocer los pecados contra la creación". La respuesta adecuada a esta toma de conciencia es aquella que ya san Juan Pablo II llamaba «una conversión ecológica mundial». En él se descubre hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia para con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior» (n.10). El hilo conductor de la encíclica Laudato Si se desarrolla en torno al concepto de la ecología integral, como un paradigma capaz de articular las relaciones fundamentales de la persona: con Dios, consigo misma, con los demás seres humanos, con la creación. Este itinerario comienza a partir de una escucha de las mejores aportaciones científicas hoy disponibles en materia de medio ambiente, para poner un fundamento concreto y sólido en el recorrido ético y espiritual que tendremos que hacer. En este sentido, la ciencia es un instrumento privilegiado a través del cual podemos escuchar el grito de la tierra. El Papa retoma la tradición judeocristiana, principalmente a partir de los textos bíblicos y con la elaboración teológica posterior que sobre ellos se construye. El análisis se orienta después a las causas de la situación actual, a fin de detectar no sólo los síntomas sino también las raíces más profundas. El objetivo es desarrollar el perfil de la ecología integral que, en sus diversas dimensiones, comprenda «el lugar específico que el ser humano ocupa en este mundo y sus relaciones con la realidad que le rodea». Sobre esta base, el Papa Francisco propone una serie de líneas de renovación de la política internacional, nacional y local, de los procesos de toma de decisión en el ámbito público y los sectores privados, de la relación entre la política y la economía, y de la religión y la ciencia, centrado en el diálogo honesto y transparente. También propone algunas líneas de maduración humana inspiradas en la experiencia espiritual cristiana. Y, todo retomando la actitud de contemplación orante con que había comenzado, la encíclica termina con dos oraciones, la primera para compartir con los creyentes de otras religiones, y la segunda para los cristianos.

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa.