“Contra el hambre, defiende la tierra”

      El próximo domingo, 14 de febrero, se celebra la Jornada de “Mans Unides”, la ONG de inspiración católica, que surgió en 1958 precisamente como una iniciativa de las mujeres cristianas, que se propusieron lanzar una “campaña contra el hambre en el mundo”. Esta iniciativa ha cumplido los 50 años de actividad entre nosotros. Un medio siglo de actividad en el que “Mans Unides” no han dado sólo palabras, sino que ha ofrecido y sigue ofreciendo obras, en forma de financiación de numerosos proyectos de desarrollo en favor de los países más necesitados.

      El lema de la campaña de este año es muy expresivo y dice así:  “Contra el hambre, defiende la tierra”. Por desgracia, no se ha podido alcanzar todavía aquella victoria sobre el hambre en el mundo que se proponían aquellas valerosos mujeres de Acción Católica que iniciaron lo que hoy es “Mans Unides”. En la visita que Benedicto XVI hizo a la cumbre de la FAO, el 16 del pasado mes de noviembre, insistió en la necesidad de un “intento común por vencer cuanto antes la batalla contra el hambre y la malnutrición en el mundo.

      El lema de este año incide sobre la importancia de la agricultura. Es un punto muy presente en la doctrina social de la Iglesia y en los documentos recientes del Papa actual. En la encíclica Caritas in veritate, afirma el Santo padre que “el problema de la inseguridad alimentaria debe ser planteado en una perspectiva de largo plazo, eliminando las causas estructurales que lo provocan y promoviendo el desarrollo agrícola de los países más pobres mediante inversiones en infraestructuras rurales, sistemas de riego, transportes, organización de los mercados, formación y difusión de técnicas agrícolas apropiadas, capaces de utilizar del mejor modo los recursos humanos, naturales y socio-económicos, que se puedan obtener principalmente en el propio lugar, para asegurar así también su sostenibilidad a la largo plazo” (n. 27).

      Existe el riesgo –decía el Papa ante los miembros de la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria, promovida por la FAO- de que el hambre se considere como algo estructural, como parte integrante de la realidad sociopolítica e los países más débiles, como un mal inevitable, ante el que habría resignarse. “No es así , ni debe ser así”, afirmaba el Papa que fue muy claro en denunciar la crueldad y la injusticia del hambre, “cuando se confirma que la tierra puede nutrir suficientemente a todos sus habitantes”.

     El lema escogido este año por “Mans Unides” propone “defender la tierra”, una alusión tanto a la ecología como a la agricultura. Lo hizo también el Papa en el discurso que he citado al afirmar que “para combatir el hambre es también necesario entender las necesidades del mundo rural; se ha evitar el riesgo de que el mundo rural pueda ser considerado, de modo miope, como una realidad secundaria”.

     “El hambre –dijo también el Pontífice- es el signo más cruel y concreto de la pobreza. No es posible continuar aceptando la opulencia y el derroche, cuando el drama del hambre adquiere cada vez mayores dimensiones”. El problema del hambre en el mundo es un problema eminentemente político. La Iglesia no pretender interferir en las acciones políticas, como ha subrayado en repetiodas ocasiones Benedicto XVI. Pero la Iglesia puede –y debe- hacer su propia aportación a la promoción integral de la persona humana con las fuerzas espirituales que sostengan aquellas iniciativas solidarias –como la de “Mas Unides”- que se proponen erradicar la miseria, el hambre y la pobreza en todas sus formas.

     + Josep Àngel Saiz Meneses

     Obispo de Terrassa

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa