Este es el lema del Congreso Eucarístico Internacional que se iniia hoy en Dublín (Irlanda), coincidiendo con la solemnidad de Corpus Christi y que se prolongará hasta el próximo domingo, 17 de junio. Será un congreso especial porque esta iniciativa llega a su quincuagésima edición y además coincide también con el año en que celebramos el medio siglo del comienzo del Concilio Vaticano II. Precisamente el lema de este Congreso Eucarístico de Dublín está inspirado en un fragmento del número 7 de la Constitución Lumen Gentium del Concilio sobre la Iglesia. Dice así: “En la fracción del pan eucarístico compartimos realmente el Cuerpo del Señor, que nos eleva hasta la comunión con él y entre nosotros”.
Este Congreso a muchos diocesanos les puede recordar el que se celebró en Barcelona el año 1952,yi que fue el Congreso número treinta y cinco de la lista que ahora alcanza el número cincuenta. De aquel congreso surgió una iniciativa de solidaridad unida a la Eucaristía: las llamadas “Viviendas del Congreso Eucarístico”, que han constituido un barrio más de la Ciudad Condal. En un tiempo de graves necesidades sociales, el prelado barcelonés de entonces, el Dr. Gregorio Modrego Casaus, supo unir la celebración de actos en honor del sacramento eucarístico con este y otros gestos de solidaridad con las personas más necesitadas de la sociedad.
Esto mismo es lo que ahora estamos llamados a hacer en tiempos de una crisis económica prolongada y grave que afecta a muchas personas de nuestra sociedad. De manera especial, con el problema del paro. La Iglesia no puede asumir responsabilidades que no son suyas ciertamente. Puede, eso sí, dar unos criterios morales y éticos, que ayuden a superar las causas estructurales de la crisis que estamos viviendo. Puede también educarse y educar en un estilo de vida más austero , valorando las cosas pequeñas, creando espacios para compartir y para la solidaridad. No podemos pensar que ya resolverán el problema únicamente los gobernantes.
En suma, no hemos de dejar de hacer todo lo que podamos. Así lo hace Cáritas y otras instituciones eclesiales. Numerosas parroquias han creado y han abierto en estos últimos meses comedores sociales, bancos de alimentos básicos, bolsas de trabajo, etcétera. Merece una especial valoración lo que están realizando en nuestra diócesis Cáritas, las parroquias y diversas congregaciones religiosas. La Beata Teresa de Calcuta decía que ella no podía resolver todo el problema de la pobreza del mundo, pero que si ella y sus religiosas ayudaban a una persona, esto ya era algo bueno y que merecía ser hecho.
Esto es lo que creo que estamos llamados a hacer como cristianos en estos tiempos de crisis. Miremos la imagen de Jesucristo, que pasó por el mundo haciendo el bien, ayudando, consolando y curando. El padre jesuita Jacint Alegre, hijo de una familia de Terrassa, fundó en 1932 el Cottolengo de Barcelona, que fue el primero en España según el modelo del creado en Turín. Pues bien, el padre Alegre decía escuetamente: “Hechos, hechos, y no palabras”. Esto es lo que los cristianos estamos llamados a vivir en esta hora concreta.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa