El segundo domingo del mes de febrero nos trae la celebración de Jornada Mundial contra el Hambre en el Mundo, una campaña de la que cuida “Manos Unidas”, una ONG católica, que lleva trabajando a favor del desarrollo de los pueblos pobres del mundo desde el año 1960. La campaña correspondiente a 2012 es ya la que hace el número 53 de la historia de esta benemérita institución, que fue distinguida el pasado año con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
“Manos Unidas” trabaja por medio de proyectos propuestos por las poblaciones donde van a realizarse. Cada proyecto tiene al frente un responsable de su realización para que ésta se lleva a cabo en unas condiciones que favorezcan el desarrollo de las personas y de las comunidades.
Durante 2010, a pesar de la crisis económica, “Manos Unidas” recaudó cerca de 53 millones de euros, que se invirtieron en 641 proyectos. Por prioridades, la mayor parte de los proyectos han sido dedicados a la promoción educativa; han seguido los proyectos dedicados a la educación sanitaria, el desarrollo agrícola, la promoción social y la promoción de la mujer, la cual, en especial en los países en vías de desarrollo, es la protagonista del progreso y de la cohesión social de su familia y de su comunidad humana.
Para la campaña de este año “Manos Unidas” ha escogido este lema: “La salud, derecho de todos. ¡Actúa!”. La campaña se centra en el sexto de los llamados “Objetivos del milenio” que es el de combatir el VIH/SIDA, el paludismo o malaria y otras enfermedades.
Esta ONG católica expone así los propósitos para su actividad: “Intentamos educar nuestro sentir y nuestro actuar en el seguimiento de Jesús de Nazaret. Intentamos actuar como el ‘buen samaritano’, como el que se encuentra con el enfermo y se hace su compañero de viaje. Denunciamos las causas por las que enferman y mueren las personas y pedimos la efectiva responsabilidad de todos para erradicarlas. Reclamamos que la salud no se convierta en un negocio multimillonario; y que los avances en la investigación de vacunas y fármacos sean puestos al servicio del derecho a la salud de los más pobres”.
Una Iglesia solidaria con la humanidad no puede permanecer insensible ante el drama del subdesarrollo de tantos pueblos. Considero que es muy oportuno que la ayuda que podamos aportar a “Manos Unidas” se realice en un clima de lo que el beato Juan Pablo II llamaba “la globalización de la solidaridad”. En este sentido, alabo la práctica de establecer un puente entre las comunidades cristianas de nuestra diócesis y las comunidades a las que se destinan las ayudas recogidas en cada arciprestazgo. Aplicando este modo de proceder, los arciprestazgos de Montcada y Sant Cugat patrocinan la ampliación de una escuela secundaria en la India. Los arciprestazgos de Terrassa y Rubí financian un programa de desarrollo agrícola en Perú. Los tres arciprestazgos de Sabadell ayudan a proyectos de cuatro países: Etiopía, Perú, Honduras y Burkina Faso. Y los arciprestazgos de Granollers, Mollet, Montseny y Montbui-Puigraciós se responsabilizan de la construcción de una escuela de secundaria en Sierra Leona.
A pesar de las dificultades de nuestra situación económica, creo que no podemos permanecer insensibles ante el problema del hambre y del subdesarrollo en el mundo. Invito a todos a ayudar a esta campaña de “Manos Unidas”.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa