Con el mes de septiembre y el retorno a los colegios, la vida de las familias recupera también la normalidad. Y la vida de las comunidades cristianas –pasado el periodo de vacaciones- también retorna a un ambiente más habitual y más activo. En el curso que iniciamos hay dos temas que marcarán nuestra vida diocesana: la familia y el Año Santo extraordinario de la Misericordia, convocado por el Papa.
El comienzo del curso, a nivel de Iglesia universal, estará señalado por el tema de la familia. Este mes de septiembre el papa Francisco realizará su viaje a tres ciudades de Estados Unidos: Nueva York, Filadelfia y Washington, donde beatificará al gran evangelizador mallorquín fray Junípero Serra. El viaje estará precedido de una visita del Papa a la isla de Cuba, visita que ha despertado un especial interés informativo. En Filadelfia, a finales de septiembre, presidirá el VIII Encuentro Mundial de las Familias.
El tema del matrimonio y la familia estará muy presente en la información religiosa en el mes de octubre, pues del 4 al 25 de dicho mes se reunirá la asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos para estudiar el tema de “la vocación y la misión de la familia en el mundo contemporáneo”. Esta asamblea asumirá los trabajos de la asamblea extraordinaria del año pasado y se prevé que llegue a conclusiones en algunas de las cuestiones planteadas entonces.
La cuestión del Año santo o del Jubileo extraordinario de la Misericordia nos va a ocupar bastante este curso. Se abrirá el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y se prolongará hasta el 20 de noviembre de 2016, fiesta de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo. El 8 de diciembre el Papa abrirá la Puerta Santa en la basílica de San Pedro, que en esta ocasión será propiamente la “Puerta de la Misericordia”.
El Papa ha establecido que, en el domingo siguiente a la fiesta de la Inmaculada, que será el tercer domingo de Adviento, se abra una idéntica “Puerta de la Misericordia” en cada diócesis o en cada Iglesia particular, y en concreto en la catedral, “que es la Iglesia madre para todos los fieles”: Esto extenderá el jubileo al ámbito universal y será un signo visible de la comunión de toda la Iglesia.
Quizá alguien se pregunte el por qué de este año santo. Creo que las primeras palabras de la bula de convocatoria ofrecen una respuesta: “Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret”.
El Sínodo de la Familia y el Jubileo de la Misericordia, siendo hechos diferentes, tienen un objetivo común: la misericordia, acaso el concepto más presente en las enseñanzas del papa Francisco. Deseo muy vivamente que, en comunión con el Papa y toda la Iglesia, la misericordia marque, pues, todo el año pastoral que estamos comenzando en nuestra diócesis.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa