Junto con la fe y la caridad, la evangelización es otro de los grandes retos de esta hora para la Iglesia y es también uno de los objetivos del Año de la Fe en nuestra diócesis. Hoy – en el clima de la conversión de la Cuaresma- dedico unas reflexiones a la evangelización.
Durante el pasado mes de octubre se celebró un Sínodo de los Obispos sobre la Transmisión de la Fe para la Nueva Evangelización. Esta expresión de “Nueva Evangelización” es muy frecuente en la actualidad de la Iglesia. ¿De qué se trata en realidad? Digamos ante todo que el Evangelio y el contenido de la fe no han cambiado. La Persona de Jesucristo y el Evangelio son los de siempre y no hay que añadir nada. La Iglesia ha de hacer presente y anunciar a Jesucristo que es el mismo ayer, hoy y siempre. Evangelizar bien es la misión esencial de la Iglesia como nos recordó Pablo VI en la Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi.
El beato Juan Pablo II, hace ahora unos veinte años, nos lanzó una consigna que se ha hecho famosa. Dijo a toda la Iglesia que hemos de centrarnos en una nueva evangelización, que no es nueva porque proponga contenidos nuevos sino porque nosotros, conscientes del momento histórico en que vivimos y conscientes también de la evolución del mundo, es necesario que seamos hoy testigos del Evangelio y de la Persona de Jesús “con nuevo ardor, con nuevos métodos, con nuevas expresiones”.
Con un nuevo ardor, porque todos hemos de ser testigos con nuestra vida de la fe que profesamos. Este ardor lo exige la coherencia con las creencias y en definitiva es una exigencia de santidad. Con nuevos métodos, porque hemos de saber utilizar todos los medios posibles, ya que han cambiado mucho las circunstancias del mundo. Y los debemos hacerlo con nuevas expresiones, porque a los hombres de hoy hemos de hablarles con los lenguajes de hoy.
En la homilía de la misa de clausura del Sínodo reciente, el Papa Benedicto XVI señaló que la nueva evangelización afecta a toda la vida de la Iglesia. Y el Papa señalaba tres ámbitos de esta nueva evangelización. El primer ámbito es la pastoral ordinaria, las actividades de la Iglesia, que ha estar animada y ha de tener como prioridad suscitar en los cristianos la fe y la vida sacramental, sobre todo la Eucaristía.
En segundo lugar, la nueva evangelización tiene un ámbito propio en la misión ad gentes, a los que –en tierras de misión o aquí- todavía no conocen a Cristo. El primer anuncio de Jesús y del Evangelio, a causa de la globalización y de los desplazamientos de poblaciones, se impone también en los países de antigua evangelización, como es el caso del nuestro.
El tercer ámbito subrayado por el Papa Benedicto XVI se refiere a las personas bautizadas pero que no viven las exigencias de su bautismo. Indicaba el pontífice que la Iglesia ha de dedicarles una atención particular para que, encontrando nuevamente a Jesucristo, vuelvan a descubrir el gozo de la fe y las prácticas religiosas de la comunidad de los fieles.
La Iglesia siempre estará en estado de misión, Si no es misionera y evangelizadora, la Iglesia no es nada.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa