Atreverse a amar.

Hoy, domingo de Ramos, se celebra en toda la Iglesia católica la XXII Jornada Mundial de la Juventud. El 27 del pasado enero, el Santo Padre envió un mensaje a los jóvenes cristianos, que este año viven esta jornada suya en las propias diócesis, pero ya teniendo como perspectiva la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Sydney (Australia) del 15 al 20 de julio de 2008. Anuncia también el tema de este encuentro mundial, que se centrará en la frase bíblica: "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos" (Ac 1,8).  Es significativo destacar la cercanía de este tema al de los jóvenes cristianos de Cataluña y Baleares, que este año celebran su Aplec de l'Esperit en Tarragona, el 26 de mayo, vigilia de Pentecostés, en torno al lema "Marcados por el Espíritu".
Benedicto XVI dice a los jóvenes de hoy que el amor es posible y los invita a recorrer, en tres momentos, un itinerario hacia el descubrimiento del amor. El primer momento hace referencia a la única fuente del amor verdadero, que es Dios. San Juan lo subraya bien cuando afirma que "Dios es amor" (1Jn 4,8.16); con ello -dice el Papa- no quiere decir sólo que Dios nos ama, sino que el ser mismo de Dios es amor.
¿Cómo se nos manifiesta Dios-Amor? Estamos aquí en el segundo momento de nuestro itinerario. En Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, hemos conocido el amor en todo su alcance. Benedicto XVI recoge en este punto lo que afirma en su primera encíclica, que ya he comentado en alguna ocasión anterior: "La verdadera originalidad del Nuevo Testamento está en la figura misma de Cristo, que da carne y sangre a los conceptos: un realismo inaudito". La manifestación del amor divino es total y perfecta en la Cruz. Cristo es el Cordero de Dios, que carga con el pecado del mundo y extirpa el odio del corazón del hombre. Esta es la verdadera revolución -dice el Papa teólogo-: el amor.
En la Cruz Cristo grita: "Tengo sed" (Jn 19,28), revelando así una ardiente sed de amar y de ser amado por todos nosotros. Es el tercer momento de la reflexión que propone el Papa a los jóvenes. Les pide que expresen este amor a Cristo en tres ámbitos. El primero es el de la Iglesia, aportando su entusiasmo a las actividades de las parroquias, de las comunidades, de los movimientos eclesiales y de los grupos juveniles a los que pertenecen.
El segundo ámbito es el del matrimonio. "No dudéis -les dice- en responder generosamente a la llamada del Señor, porque el matrimonio cristiano es una verdadera y auténtica vocación en la Iglesia. Igualmente, queridos y queridas jóvenes, si Dios os llama a seguirlo en el camino del sacerdocio ministerial o de la vida consagrada, estad preparados para decir sí".
El tercer ámbito es lo que podemos llamar el trabajo, la profesión. Los jóvenes de hoy son llamados a desarrollar sus capacidades no sólo para ser más competitivos y productivos, sino para ser testigos de la caridad. "¡Atreveos a amar, siguiendo el ejemplo de los santos!", dice el Papa a la juventud de hoy, a la que propone el ejemplo de la beata madre Teresa de Calcuta. Esta santa mujer tenía muy claro lo que el Papa dice al final de su mensaje: "La gran escuela del amor es, sobre todo, la Eucaristía. El hecho de compartir el pan eucarístico con los hermanos de la comunidad eclesial nos impulsa a convertir con prontitud el amor de Cristo en generoso servicio a los hermanos, como lo hizo la Virgen con Isabel".
Comenzamos hoy la Semana Santa. Que el Señor nos conceda penetrar en la contemplación de estos misterios de amor que celebraremos y que sepamos vivir con intensidad y espíritu de oración estos días santos.

+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
 

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa