Este domingo celebramos la fiesta de Corpus Christi, el misterio culminante de la fe cristiana: Cristo nos redimió con su muerte y su resurrección y de este hecho capital de su vida –el misterio pascual- nos ha dejado el memorial en la sagrada eucaristía. En el Jueves Santo conmemoramos este don inmenso en el clima dramático de la Semana Santa. En la fiesta de Corpus Christi –entre nosotros celebrado a las puertas del verano- predomina un clima de fiesta y de adoración gozosa al Señor, presente entre nosotros todos días en este gran sacramento.
Corpus Christi también nos invita al amor fraterno, a la solidaridad con los hermanos necesitados. Esta dimensión no es un añadido piadoso; es algo más, es de hecho una consecuencia de la eucaristía. Desde los primeros siglos, los cristianos han unido la Fracción del Pan –nombre dado con frecuencia a la Eucaristía- con la distribución del pan material a los pobres, considerados por muchos Padres de la Iglesia como los “vicarios de Cristo”, aquellos en quienes Cristo está presente y se nos hace presente a quienes queremos seguirle como discípulos suyos.
En esta fiesta, y en el clima del Año de la Fe, creo que es urgente destacar la llamada a la solidaridad. “Este es mi mandamiento –nos dice el Señor- que os améis unos a otros como yo os he amado”. El Día del Amor Fraterno une la fe y las obras. Un mensaje perenne de la fe cristiana.
En este Año de la Fe, que nos propuso Benedicto XVI, nuestro recordado Papa emérito, la celebración de hoy, que es exaltación agradecida del “misterio de la fe”, ha de ser, pues, también un llamamiento a la solidaridad social, sobre todo en estos momentos de grave y prolongada crisis económica.
En la carta apostólica Porta fidei, Benedicto XVI nos dijo que “el Año de la Fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad” (n. 14). El lema de Cáritas para la jornada de hoy es muy expresivo: “Hola, ¿hay alguien?”. Es la pregunta de quien vive en la soledad y la angustia de quedarse sin los medios necesarios para sacar adelante la propia persona y la familia.
Cáritas, como organismo de la Iglesia para la acción caritativa y social, nos urge así a responder a las llamadas angustiosas de tantos hombres y mujeres en esta hora y en este país nuestro con graves problemas sociales. El paro y la falta de medios para hacer frente a los compromisos contraídos, por ejemplo en la adquisición de la vivienda, han llegado a producir suicidios que han conmocionado a nuestro cuerpo social.
Càritas nos da ejemplo y deseo subrayar su buena labor, intensa labor, a veces con medios escasos, que es justamente alabada por muchos. No nos cansemos de hacer el bien. A todos cuantos trabajan con espíritu solidario va mi reconocimiento y mi gratitud. Ahora y todos los días del año. Pero especialmente en este día de la Eucaristía que, muy oportunamente, es también el Día del Amor Fraterno y en especial de Cáritas.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa