Este cuarto domingo de Pascua queda muy marcado por la imagen de Cristo como Buen Pastor que encontramos en el Evangelio: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen”. Esto es verdad de toda la comunidad cristiana y de cada uno de sus miembros. Todo el tiempo pascual, y en especial este domingo, debiera ayudarnos a fortalecer el reconocimiento y la comunión con el Resucitado como a nuestro guía.
Cristo sale al encuentro de cada persona y la Iglesia está llamada a propiciar este encuentro profundo con Cristo, de manera que cada cristiano pueda decir con toda verdad las palabras del salmo: “El Señor es mi pastor”
Esto es verdad de todo cristiano, pero hoy quisiera referirlo en particular a los jóvenes. ¿Cómo hemos de acercar a Cristo a los jóvenes de hoy? ¿Cómo podemos presentar Jesucristo a los jóvenes? Son preguntas que nos preocupan a todos.
Como he dicho en mi carta pastoral de este curso, titulada “La alegría del sacerdocio”, “la pastoral de juventud tiene por destinatarios a los jóvenes en su situación concreta y tiene por finalidad que lleguen a vivir en Cristo. El anuncio de la Buena Nueva del Evangelio es una propuesta, no una imposición, y ha de tener en cuenta el momento histórico, la situación real y las vicisitudes sociales de cada una de las personas. Por ello, para evangelizar al joven de hoy, es necesario conocer la sociedad en la que este vive y los condicionamientos de su vida”.
“Hemos de conocer también las características del joven postmoderno y las diferentes situaciones en relación a la fe y a la religión –añadía en la citada pastoral-. Esta diversidad tan amplia de personas y de situaciones requiere a la vez una gran variedad de itinerarios y de flexibilidad para adaptarnos al sujeto concreto y acompañarlo buscando siempre la voluntad de Dios. Sólo así podremos ofrecer una propuesta con sentido”.
Para propiciar este encuentro de los jóvenes de hoy con Cristo necesitamos sobre todo sacerdotes y religiosos y religiosas jóvenes, que puedan ser testigos de Jesucristo para los jóvenes de hoy. Éste, creo, es el sentido profundo de la celebración, en este domingo del Buen Pastor, de la Jornada mundial de oración por las vocaciones promovida por la santa Sede. Han de ser los presbíteros y diáconos jóvenes, los religiosos y religiosas jóvenes quienes presenten a Cristo a los jóvenes de hoy y acompañen a los jóvenes de hoy hacia Jesucristo.
En este domingo tenemos entre nosotros al primero de los colaboradores del Santo padre Benedicto XVI, el cardenal Tarcisio Bertone, que preside en la basílica de Santa María del Mar, de Barcelona, la beatificación del primer capuchino catalán elevado a los altares, el padre Joseph Tous i Soler. En medio de las circunstancias convulsas y llenas de dificultades del siglo XIX, el padre Tous tuvo la valentía de fundar una institución religiosa dedicada a servir a la infancia y a la juventud, sobre todo a la juventud femenina. Pidámosle que nos inspire el servicio que hoy estamos llamados a hacer entre los jóvenes.
El cardenal Bertone subirá mañana lunes a Montserrat, a donde ya subía acompañando grupos de jóvenes cuando era arzobispo de Génova, un ejemplo de esfuerzo para acercar el Evangelio a los jóvenes. En Montserrat presidirá la Vigilia de Santa María, hecho que dará un especial relieve a esta acto tan valorado por los jóvenes cristianos de nuestra tierra. En esta Vigilia de Santa María tendré una intención muy concreta: encomendaré a la Virgen de Montserrat la evangelización de nuestros jóvenes y de manera especial rezaré por los frutos del próximo “Aplec de l’Esperit” que celebraremos en Terrassa el 22 de mayo, vigilia de Pentecostés.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa