Diálogos con Pablo VI (07-10-18)

Escudo Episcopal de Obispo de Terrassa El próximo domingo será canonizado el papa Pablo VI junto con el arzobispo Óscar Romero y cinco beatos más. Mis primeros recuerdos de este Papa están en relación con un libro que cayó en mis manos y que leí antes de entrar en el seminario mayor. Se titula Diálogos con Pablo VI, de Jean Guitton. No puedo concretar el grado de asimilación de su contenido, pero lo cierto es que disfruté muchísimo con su lectura, y me dejó una profunda huella. Fue de los libros que más me marcaron en aquella época. Estos “diálogos” tratan acerca de todo lo divino y lo humano, y reflejan la sensibilidad espiritual y cultural del Papa Montini, así como su atención a los gozos y aspiraciones, a las angustias y esperanzas de sus contemporáneos. Con el paso del tiempo, al estudiar la historia de la Iglesia y la Teología, al profundizar en lo que ha significado el Concilio Vaticano II en la Iglesia y la sociedad, al conocer más a fondo su biografía y su perfil espiritual, su figura ha ido creciendo más y más en mi consideración y estima. No hay más que recordar el testimonio que ofrece san Juan Pablo II en su carta encíclica Redemptor Hominis: “Me maravillaron siempre su profunda prudencia y valentía, así como su constancia y paciencia en el difícil período posconciliar de su pontificado. Como timonel de la Iglesia, barca de Pedro, sabía conservar una tranquilidad y un equilibrio providencial incluso en los momentos más críticos, cuando parecía que ella era sacudida desde dentro, manteniendo una esperanza inconmovible en su compactibilidad” (n.3). Al ser elegido Papa continuó el camino conciliar, y en el discurso de apertura del segundo periodo de sesiones, señaló cuatro metas: el conocimiento, la conciencia de la Iglesia, porque es necesario que la Iglesia se defina mejor a sí misma; su reforma, el decidido propósito de rejuvenecimiento y reforma; la reconstrucción de la unidad de todos los cristianos; por último, el diálogo de la Iglesia con el mundo contemporáneo, la necesidad de tender puentes hacia el mundo actual. Pablo VI continuó y finalizó con éxito el Concilio que había convocado e iniciado san Juan XXIII, puso en marcha las reformas correspondientes en los diferentes ámbitos, reorganizó la Curia y creó el Sínodo de los Obispos. Su pontificado se caracteriza por el diálogo: en el interior de la Iglesia, con las demás confesiones cristianas, con las demás religiones, y también con el mundo. Un colaborador suyo, el cardenal Giovanni Battista Re, asegura: "se lo conoce como un Papa indeciso, pero en vez de dudar, Montini era alguien que quería escuchar diferentes voces y estaba abierto a escarbar en los argumentos de otros". Su Magisterio es amplio y profundo, jalonado por documentos relevantes sobre la Virgen María, sobre cuestiones sociales, sobre la regulación de la natalidad, el celibato sacerdotal, y sobre la evangelización. Pablo VI fue el primer Papa moderno que viajó por el mundo, y el primero en utilizar el avión como medio de transporte. Su primer peregrinaje fue en 1964 a Tierra Santa; en Jerusalén se reunió con el patriarca Atenágoras, y con él realizó un gesto histórico de reconciliación con la Iglesia ortodoxa. También viajó al Líbano y a Bombay (India); a la Sede de las Naciones Unidas, Nueva York (USA); a Estambul, Éfeso y Esmirna (Turquía); a Fátima (Portugal); a Bogotá (Colombia) y Bermudas; a la Organización Mundial del Trabajo y el Consejo Mundial de las Iglesias, en Ginebra (Suiza); a Uganda, Irán, Bangladesh, Filipinas, Samoa, Australia, Indonesia, Hong Kong y Sri Lanka. Un hombre inteligente, culto, brillante y profundamente espiritual, a la vez que humilde y reservado; de pensamiento y de cultura, de gran lucidez, que entró en diálogo con la modernidad. Su figura no cesa de crecer en valoración y estima con el paso del tiempo. Un gran Papa. Un gran santo. Demos gracias a Dios.  

+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa