El pasado miércoles celebrábamos la fiesta de santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edit Stein antes de la profesión religiosa. Su vida es una búsqueda de la verdad, una peregrinación de la verdad. Nació el 12 de octubre de 1891 en Breslau (Polonia). Era la menor de siete hermanos. Su padre murió siendo ella todavía una niña; su madre era una judía de arraigadas convicciones y de profunda piedad. Edith, en cambio, se había alejado de la fe judía ya en sus años de estudiante. Era una niña alegre y despierta y fue siempre una excelente alumna tanto en la escuela como en la universidad.
De sus años de estudio se pueden resaltar dos características: La primera es la búsqueda apasionada de la verdad. Desde muy temprano comenzó a preguntarse por el sentido más profundo de la existencia humana. Esa pregunta fue la raíz y el fundamento de sus estudios filosóficos. Discípula de Edmund Husserl. Las clases de Max Scheler fueron un apoyo muy importante en su largo camino de conversión, pero la influencia decisiva la ejercieron los testimonios de fe de amigos cristianos y los escritos de Santa Teresa de Jesús. En el verano de 1921 se convierte al catolicismo y el 1 de enero de 1922 es bautizada. Una segunda característica es el interés por los acontecimientos políticos de su tiempo y su conciencia de responsabilidad social, así como su compromiso en la lucha por la igualdad de los derechos de la mujer. De sus años de docencia se pueden subrayar otros dos aspectos: En primer lugar la firmeza de su fe y su vivencia profunda, que es contagiosa en su entorno. En segundo lugar, su nobleza y confianza para con las personas que la vida le ponía delante. Su filosofía es una combinación original de fenomenología y pensamiento escolástico, fundamentalmente de Husserl y Sto. Tomás de Aquino. Otro importante ingrediente de su pensamiento filosófico es la mística, sobre todo la de san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús.
Edith Stein entró el 14 de octubre de 1933 en el convento de las Carmelitas Descalzas de Colonia y recibió en la toma de hábito el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. El 21 de abril de 1938 hizo sus votos perpetuos y en el mismo año tuvo que emigrar al Carmelo de Echt, en Holanda, a causa de las intrigas antijudías del régimen nacionalsocialista de Hitler. Después de la ocupación alemana de los Países Bajos comenzó también en Holanda la persecución de los judíos y el primer domingo de agosto la GESTAPO tomó prisioneras a Edith Stein y su hermana Rosa, que también se había convertido al catolicismo. Ambas fueron deportadas a Auschwitz donde murieron asesinadas en las cámaras de gas el 9 de agosto de 1942.
Cuando analiza su itinerario de búsqueda de la verdad llega a la conclusión de que Dios es la verdad y de que quien busca la verdad profunda de la realidad y de la vida, y no una mera acumulación de datos, en el fondo está buscando a Dios, sea o no consciente de ello, porque Dios es la Verdad. El descubrimiento de santa Teresa de Jesús supondrá el impulso definitivo en su larga peregrinación de búsqueda. Su vida giró siempre en torno a la Verdad, una verdad que para ella lo comprendía todo: el mundo, el yo, el ser. Y buscarla era enriquecerse a sí misma con ella, conociendo la propia medida. Descubre, esta santa filósofa, que en cuanto el hombre y la mujer se afanen por descubrir en plenitud el sentido de eso que se esconde en su interior, eso que les hace ser no tan sólo personas humanas, sino también felices, será lo que les permitirá alcanzar la plenitud de su esencia: ser imagen y semejanza de su creador que es Dios.
+ Josep Àngel Saiz Meneses Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa