El jueves día 1 de diciembre en la sede de Cáritas Diocesana, en la ciudad de Sabadell, tuvo lugar la constitución y presentación del Observatorio de la Realidad Social. Podemos preguntarnos el por qué de un observatorio de la realidad social. La respuesta es muy sencilla: porque desde Cáritas Diocesana pensamos que hemos de luchar contra la pobreza y la exclusión social con métodos nuevos e instrumentos renovados. Este observatorio contará con la participación de técnicos diocesanos, expertos del mundo universitario, representantes del mundo político y sindical, del mundo empresarial, entidades relevantes de la sociedad civil y con el soporte del Equipo de Estudios de la Confederación Cáritas Española y la fundación FOESSA.
La creación del Observatorio responde a tres objetivos: el primero, relacionado con la incidencia social: queremos analizar la realidad social de nuestro territorio diocesano, conocer las condiciones de vida y poder disponer de un fondo de información. El segundo, vinculado a nuestra propia misión que, además de acoger las personas en situación de necesidad, marca la finalidad de sensibilizar la sociedad ante situaciones de injusticia: visibilizar en el ámbito diocesano las situaciones de pobreza y necesidad, para sensibilizar a la sociedad y también elaborar informes específicos sobre temas concretos y también memorias anuales. Un tercer objetivo respondería a la necesidad que tenemos como entidad de disponer de mejores elementos de conocimiento social y de contexto para la toma de decisiones y la formación institucional, definiendo criterios de seguimiento y de iniciativas de lucha contra la pobreza y a favor de la inclusión social.
Con la creación de este observatorio no pretendemos dar respuesta a situaciones puntuales, ni tan sólo estructurales. Es un fruto más de la acción caritativa y social de nuestra comunidad diocesana, de sus raíces más profundas, de sus fundamentos. En mi parlamento pronunciado en el acto de presentación recordé los fundamentos. El punto de partida es la llamada a la conversión y a la promoción humana. Una llamada que es anterior a la búsqueda de soluciones concretas y a la elaboración de proyectos y que también precede a la denuncia profética de los males estructurales. Recordemos que Jesús empieza su predicación con una llamada a la conversión: “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1,15).
El principio fundamental es la teología de la comunión y la vivencia de la comunión eclesial que se convierte en solidaridad. La Buena Nueva del Evangelio consiste en que somos hijos de Dios, llamados a formar una familia de fraternidad y comunión. La solidaridad es fruto de la comunión que nos une a Dios y a los hermanos, y, como consecuencia da lugar al servicio desinteresado a los demás, tanto en sus necesidades materiales como en las espirituales, a fin de que cada persona pueda llegar a la plenitud querida por Dios.
La perspectiva de nuestra acción caritativa y social es la centralidad de la persona. Nuestra sociedad sólo puede funcionar y organizarse adecuadamente si coloca el ser humano en su centro, si promueve la dignidad de la persona, si tiene presente a Dios, ya que el anclaje último en Dios es lo que sostiene la vida personal y social. La persona ha de ocupar la centralidad de la economía no tanto como sujeto económico o ciudadano, sino sobretodo como ser humano dotado de una dignidad trascendente. Promover la dignidad de la persona significa reconocer que tiene derechos inalienables de los cuales no puede ser privado por nada ni por nadie.
Confío que esta nueva iniciativa de Cáritas nos ayude a vivir más de cerca el amor de Dios hacia los más necesitados, como hemos contemplado en estas fiestas de Navidad.
+ Josep Àngel Saiz Meneses Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa