El pórtico de la Semana Santa

Este domingo es la puerta de entrada a toda la Semana Santa. En esta semana que hoy iniciamos, los cristianos acompañamos a Cristo que vive los últimos días de su vida mortal en este mundo y da la vida para que todos nosotros tengamos vida por siempre.

La de hoy es una celebración con unas características propias. Es muy habitual que en la celebración de hoy participen personas –familias con sus hijos- que se acercan a la comunidad cristiana, a la parroquia propia, para bendecir la palma. Teniendo en cuenta la movilidad que caracteriza nuestra sociedad, es muy probable que algunos o buena parte de los que participan ocasionalmente en nuestras celebraciones tan sólo lo hagan hoy. Y que el resto de las celebraciones de la Semana Santa, o no vayan a la iglesia o participen en las de otros lugares. Algunas de estas personas pertenecen quizás al grupo de los que llamamos “practicantes ocasionales”.

En este pórtico de Semana Santa quisiera hacer una llamada como sacerdote y como obispo a todas las personas a quienes pueda llegar mi voz. Permitidme que os invite a no quedaros en el pórtico, sino a pasar al interior del templo. Las iglesias son vuestra casa. En esta casa siempre, pero más estos días, os hablarán de Cristo, os ofrecerán la palabra y la vida de Cristo. Si bajo las cenizas de la duda o de la lejanía de la vida cristiana queda todavía el rescoldo de una fe en Cristo, no dudéis en vivir con intensidad estos días uniéndoos a la comunidad cristiana que tengáis cercana.

En mi carta pastoral para este curso, “La alegría del sacerdocio”, decía unas palabras que me parece que son oportunas cuando nos disponemos a entrar en la Semana Santa. “Cristo sale al encuentro de toda persona como Camino, Verdad y Vida, y quiere saciar su sed de felicidad, y quiere llenar de sentido su existencia. Por ello hemos de propiciar el encuentro profundo con Cristo, la experiencia de fe que revolucionará nuestra vida y la comprometerá totalmente, la vivencia transformadora a partir de la cual se inicia una relación de intimidad con Él y una vida radicalmente nueva”.

Esta es la voluntad de Dios para todos los hombres y mujeres, pero quisiera hacer una invitación especial a los jóvenes, a los chicos y chicas de nuestra diócesis de Terrassa. Lo hago recordando unas palabras y una iniciativa del Papa Juan Pablo II. Él, así que fue elegido como sucesor de San Pedro, dijo estas palabras: “Jóvenes, vosotros sois la esperanza de la Iglesia. ¡Vosotros sois mi esperanza!”. La iniciativa del Papa Wojtyla, como se recordará, fue la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que se celebran alternativamente o en cada obispado, en concreto el Domingo de Ramos, o en distintos países, en verano. El año próximo será precisamente en el nuestro.

Teniendo en cuenta las características del joven postmoderno y las diferentes situaciones en relación a la fe y a la religión, ¿podemos todavía hoy hacer nuestras estas vigorosas y esperanzadas palabras del Santo Padre venido de Polonia? Sinceramente, creo que sí. Hemos de tener en cuenta que los jóvenes de hoy también se hacen preguntas, que son receptivos cuando tienen espacios de interioridad, de reflexión y de silencio en sus vidas, que son sensibles a las causas nobles y que se muestran generosos cuando se les requiere su ayuda.

Quisiera pedir a nuestra joven diócesis que participemos de la confianza de Juan Pablo II en los jóvenes. Cristo todavía puede ocupar un lugar en el corazón de los jóvenes. Y los jóvenes aún pueden hallar en Él sentido y esperanza para sus vidas.

 

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa