Nuestra diócesis llega por vez primera a la Jornada de "Germanor", que celebramos en este segundo domingo de noviembre. La Iglesia católica celebra diversas jornadas a lo largo del año, pero sólo hoy celebra una destinada a subvenir a las necesidades de las diócesis. Y por esto hoy hemos de tender la mano para las necesidades de nuestras diócesis, y por vez primera para nuestro joven obispado de Terrassa.
Pedir siempre cuesta. A mí siempre me ha costado hacerlo. Y he tenido que hacerlo como sacerdote, y ahora como obispo. Aunque siempre cuesta, hay colectas de jornadas que podemos decir que son más fáciles. Lo son las de Manos Unidas, la ONG católica que celebra su jornada y su colecta en el mes de febrero, o la del Domund, destinada a las misiones, que celebramos durante el mes de octubre. Pedir con motivo de la Jornada de "Germanor" –o de la Iglesia diocesana- no es fácil. Porque puede parecer que pedimos para mantener la estructura. Y la defensa y justificación de las estructuras no tiene mucho atractivo.
Sin embargo, hemos de ser realistas. No pedimos meramente para mantener una estructura, sino para mantener los servicios que esta estructura hace a las personas. La Iglesia está en medio del mundo para servir. Y si pide para ella es con objeto de mantener sus numerosos servicios pastorales y sociales. Estos servicios sociales y pastorales están destinados a todo aquel que se acerca a la Iglesia, sin ninguna discriminación.
En uno de los trípticos preparados este año se incluyen diversos testimonios de este servicio de la Iglesia a nuestro pueblo: en la catequesis, en la juventud, en la familia, en la pastoral penitenciaria, en los enfermos, en los seminarios… Y un párroco de diversos pueblos del Pirineo dice: "Atender a estas comunidades tiene unos grandes alicientes: estar cerca de la gente, poderlos llamar a cada uno por su nombre, preocuparte y compartir sus problemas, acompañar a las familias en los momentos grises y tristes de la vida… Y celebrar la Eucaristía y los otros sacramentos siempre en comunión con la Iglesia de la manera más sencilla y gozosa, sin olvidar que muy a menudo la pobreza y otros inconvenientes se hacen presentes. Todo esto ayuda a configurar nuestra vida con Jesús, el Buen Pastor de las ovejas. El secreto para llegar a vivir esta situación: el amor a Dios y a los hermanos."
Me parece que este testimonio refleja lo que es una realidad en la Iglesia. Procuremos utilizar al servicio de las personas los medios de que disponemos. La constitución de dos nuevas diócesis, aunque la hacemos y la queremos continuar haciendo siempre con mucha austeridad y sin ningún dispendio innecesario, también nos está suponiendo unas nuevas necesidades económicas, que no se pueden quitar en modo alguno de los servicios eclesiales básicos que ya he mencionado.
Por esto pido a todos que Dios os conceda ser generosos con nuestra nueva diócesis en esta jornada. Y os doy las gracias por vuestra confianza y vuestra generosidad.
+ Josep Àngel Saiz Meneses, Obispo de Terrassa
Pedir siempre cuesta. A mí siempre me ha costado hacerlo. Y he tenido que hacerlo como sacerdote, y ahora como obispo. Aunque siempre cuesta, hay colectas de jornadas que podemos decir que son más fáciles. Lo son las de Manos Unidas, la ONG católica que celebra su jornada y su colecta en el mes de febrero, o la del Domund, destinada a las misiones, que celebramos durante el mes de octubre. Pedir con motivo de la Jornada de "Germanor" –o de la Iglesia diocesana- no es fácil. Porque puede parecer que pedimos para mantener la estructura. Y la defensa y justificación de las estructuras no tiene mucho atractivo.
Sin embargo, hemos de ser realistas. No pedimos meramente para mantener una estructura, sino para mantener los servicios que esta estructura hace a las personas. La Iglesia está en medio del mundo para servir. Y si pide para ella es con objeto de mantener sus numerosos servicios pastorales y sociales. Estos servicios sociales y pastorales están destinados a todo aquel que se acerca a la Iglesia, sin ninguna discriminación.
En uno de los trípticos preparados este año se incluyen diversos testimonios de este servicio de la Iglesia a nuestro pueblo: en la catequesis, en la juventud, en la familia, en la pastoral penitenciaria, en los enfermos, en los seminarios… Y un párroco de diversos pueblos del Pirineo dice: "Atender a estas comunidades tiene unos grandes alicientes: estar cerca de la gente, poderlos llamar a cada uno por su nombre, preocuparte y compartir sus problemas, acompañar a las familias en los momentos grises y tristes de la vida… Y celebrar la Eucaristía y los otros sacramentos siempre en comunión con la Iglesia de la manera más sencilla y gozosa, sin olvidar que muy a menudo la pobreza y otros inconvenientes se hacen presentes. Todo esto ayuda a configurar nuestra vida con Jesús, el Buen Pastor de las ovejas. El secreto para llegar a vivir esta situación: el amor a Dios y a los hermanos."
Me parece que este testimonio refleja lo que es una realidad en la Iglesia. Procuremos utilizar al servicio de las personas los medios de que disponemos. La constitución de dos nuevas diócesis, aunque la hacemos y la queremos continuar haciendo siempre con mucha austeridad y sin ningún dispendio innecesario, también nos está suponiendo unas nuevas necesidades económicas, que no se pueden quitar en modo alguno de los servicios eclesiales básicos que ya he mencionado.
Por esto pido a todos que Dios os conceda ser generosos con nuestra nueva diócesis en esta jornada. Y os doy las gracias por vuestra confianza y vuestra generosidad.
+ Josep Àngel Saiz Meneses, Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa