Loreto 2007: encuentro para la esperanza

Los días 1 y 2 de septiembre participé en el santuario de Loreto (Italia) en un  encuentro convocado por Benedicto XVI con unos 400.000 jóvenes. Este encuentro formaba parte del proyecto llamado “Ágora de los jóvenes italianos”, una actividad evangelizadora que se articula en un período trienal. 
El trabajo del curso 2006-2007 llevaba por título “Como yo os he amado” (Jn 15,9) y se ha caracterizado por una escucha del mundo juvenil, con el deseo de establecer nuevas relaciones con los jóvenes en los diversos ámbitos de su vida cotidiana: estudio, trabajo, relaciones afectivas, vivencias festivas, experiencias de fragilidad humana, relación intergeneracional, etc. Este primer curso ha culminado en el encuentro de los jóvenes con el Papa en Loreto.
  El “Ágora de los jóvenes italianos” ha sido una gran fiesta. Una fiesta de la fe, de la vida, de la alegría. Una experiencia de fe y de oración de gran intensidad y profundidad, una experiencia de encuentro con Dios y con la Iglesia, con jóvenes de toda Italia y también con invitados de otros países, entre ellos el nuestro. La organización y la ejecución han sido espléndidas, así como los contenidos. Pero sin duda el elemento principal fue la presencia del Papa, que desde que llegó al santuario hasta que comenzó propiamente el acto dedicó media hora a recorrer toda la explanada y saludar a los jóvenes. Benedicto XVI, en sus palabras, demostró que cada día se encuentra más a gusto en los encuentros juveniles. Sorprende la facilidad que tiene el Papa para hacer asequibles las ideas profundas y su capacidad de dar respuesta a las inquietudes de los jóvenes. 
 ¿Y qué les recordó el Papa? Les expuso que el Evangelio es el camino para llegar a vivir una experiencia de amor que ilumina y desvela el misterio profundo de la vida, que ayuda a tomar la buena dirección, la dirección decisiva que conduce al verdadero amor, a la verdadera libertad, a la construcción de la paz y la fraternidad, que conduce a la solidaridad.
 El Papa definió a los jóvenes como “el futuro de la Iglesia” y les dijo claramente que su misión es cambiar el mundo. En la vigilia de oración del sábado puso en ellos grandes expectativas y les dijo que cada uno de ellos, unido a Cristo, puede realizar grandes cosas. Es preciso no tener miedo a los grandes proyectos, a los grandes ideales; es preciso no desalentarse ante las dificultades. Cristo confía en vosotros –les dijo- y desea vuestra felicidad y que realicéis vuestros sueños más nobles. Nada es imposible para quien confía en Dios y se entrega a él. El ejemplo más claro es el de María.
 En la misa del domingo habló a los jóvenes de los compromisos sociales y de la ecología. Pidió a los jóvenes que contribuyan a la edificación de una sociedad más justa y solidaria. “Sé que muchos de vosotros os dedicáis con generosidad a dar testimonio de vuestra fe en diversos ámbitos sociales, colaborando en el voluntariado, trabajando en la promoción del bien común, de la paz y de la justicia en cada comunidad. Uno de los campos en que parece urgente actuar es, sin duda, el de la conservación de la creación.”
 Después de vivir la experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia, del encuentro en Roma con los jóvenes del Lacio el año pasado y este encuentro de Loreto, me parece que aumenta la sintonía de Benedicto XVI con los jóvenes cristianos. Como me confesaba un joven al terminar el encuentro de Loreto, “el Papa es como un padre que nos habla a cada uno, que nos comunica lo esencial, que transmite su afecto a cada persona”.

+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa