Los continuadores de Federico Ozanam

 Los continuadores de Federico Ozanam son, entre nosotros, los miembros de las Conferencias de San Vicente de Paúl, el santo francés cuya fiesta celebramos el próximo jueves, 27 de septiembre, No voy a descubrir ahora –porque es conocido y admirado por muchas personas—el gran santo que fue Vicente de Paúl. Voy a referirme a dos figuras que estuvieron en su entorno y que asumieron y dieron continuidad a la obra de aquel gran gigante de la caridad.

              La primera de estas dos figuras es la de Federico Ozanam, laico y padre de familia, que vivió entre los años 1813 y 1853. Nacido en Milán y fallecido en Marsella, es una personalidad italo-francesa, de una fe viva y profunda, fue una extraordinaria figura del laicado católico.

              Fue profesor de historia de la literatura extranjera en la Universidad de la Sorbona, en París, por lo que se le puede considerar como uno de los precursores de la literatura comparada. Esposo y padre de una hija, su corta vida estuvo llena de oración, acción y compromiso cristiano, atrayendo y congregando a jóvenes dispuestos a resistir a quienes les proponían doctrinas anticristianas.

En 1833, y con el único objetivo de dar testimonio de la fe cristiana a través de una actuación personal con los necesitados, Ozanam crea las llamadas Conferencias de la Caridad, que pone bajo la protección de la Virgen María y la orientación de San Vicente de Paúl.

Ozanam, como he dicho murió muy joven, pero su mensaje y su obra –las llamadas “Conferencias de San Vicente de Paúl- siguen vivas y muy activas en la Iglesia de hoy. También en nuestra diócesis de Terrassa. He tenido ocasión de reunirme con sus miembros en el curso de mis contactos pastorales con obras de ayuda social –hoy tan necesarias a causa de la crisis económica- y he quedado admirado de su trabajo. Son laicos y laicas, padres o madres de familia, o personas solteras, pero tienen el espíritu de Vicente de Paúl y de Federico Ozanam, que por cierto está en el santoral cristiano, pues fue beatificado por Juan Pablo II el 22 de agosto de 1997 en la catedral de Notre Dame de París.

La segunda figura a la que deseo referirme es Santa Luisa de Marillac (1591-1660). Mujer de gran sentido social, al quedar viuda, aglutinó en torno a así a un grupo de mujeres que dedicaban tiempo y recursos a la asistencia a los enfermos, en sus domicilios o en los hospitales, y también a otras obras de caridad, como la educación de la infancia sin recursos. Bajo la dirección espiritual de San Vicente de Paúl y de Luisa de Marillac, el 29 de noviembre de 1633 fue fundada la llamada “Compañía de las Hermanas de la Caridad, Servidoras de los Enfermos Pobres”, hoy denominadas más brevemente Hijas de la Caridad, bien presentes en nuestras ciudades de Terrassa y de Sabadell.

Los herederos y herederas espirituales de Federico Ozanam y de Luisa de Marillac no se han extinguido entre nosotros, ni muchos menos. Están activamente presentes entre nuestros conciudadanos haciendo el bien con discreción y también en eficacia. Ante la fiesta del famoso “Monsieur Vincent”, he querido recordar la labor de estos seguidores y seguidoras suyos, a los que les doy  las gracias por todo lo que siguen haciendo. Dios quiera que no les falten nunca colaboradores generosos.

 

+  Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa