Este domingo en Tarragona tiene lugar la beatificación de más de quinientos cristianos que dieron su vida por Cristo en el siglo pasado en España. Con motivo de esta beatificación, que se celebra dentro del Año de la Fe, el pasado mes de abril, la Conferencia Episcopal Española publicó un mensaje sobre este acontecimiento religioso. Lo titulamos así: “Los mártires del siglo XX en España, firmes y valientes testigos de la fe”.
Es un acontecimiento que estamos llamados a vivir en un clima de fe. Ante todo, para dar gracias a Dios por el testimonio que nos dejaron todos aquellos hermanos nuestros en la fe, entre los que hay obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y seglares, hombres y mujeres. Su testimonio de fe llenó de admiración al escritor Paul Claudel, que exclamaba: “¡Tantos mártires y ni un solo caso de apostasía!”.
Como lema de nuestro mensaje –cuya lectura íntegra recomiendo vivamente-, los obispos pusimos esta frase del Papa emérito Benedicto XVI en su carta apostólica para el Año de la Fe: “Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había transformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor, con el perdón de sus perseguidores” (Porta fidei, 13).
Se ha escogido la ciudad de Tarragona para este acto porque en ella se conserva la tradición documentada de los que fueron los primeros mártires cristianos en la Hispania romana. Allí, en el anfiteatro romano cercano al Mare Nostrum, cuyas ruinas se conservan y que encierran una gran significación cristiana, en el año 259, dieron su vida por Cristo el obispo San Fructuoso y sus diáconos San Augurio y San Eulogio. San Agustín se refiere con gran admiración a su martirio. El obispo Manuel Borràs, auxiliar del cardenal Vidal y Barraquer en la sede Tarraconense, junto con varias decenas de sacerdotes, hicieron de nuevo de Tarragona, en el siglo XX, una Iglesia preclara por la sangre de sus mártires. Por este motivo, la Conferencia Episcopal acogió la petición de nuestro hermano el arzobispo tarraconense, Mons. Jaume Pujol Balcells, de beatificar en su sede estos nuevos mártires de la fe.
Procuremos todos que este acto sea un acontecimiento de gracia, que revitalice la fe de nuestras comunidades cristianas. Que haga de ellas espacios de justicia, de amor y de paz. También de convivencia y de reconciliación. Los mártires son una riqueza espiritual para todos.
Vivamos, pues, el hecho a la luz de la fe. Los lectores me permitirán que concluya esta comunicación rezando la plegaria con la que los obispos terminamos nuestro mensaje del pasado abril. Dice así: “Oh Dios, que enviaste a tu Hijo, para que muriendo y resucitando nos diese su Espíritu de amor: nuestros hermanos, mártires del siglo XX en España, mantuvieron su adhesión a Jesucristo de manera tan radical y plena que les permitiste derramar su sangre por él y con él. Danos la gracia y la alegría de la conversión para asumir las exigencias de la fe; ayúdanos, por su intercesión, y por la de María, la reina de los mártires, a ser siempre artífices de reconciliación en la sociedad y a promover una viva comunión entre los miembros de tu Iglesia en España; enséñanos a comprometernos, con nuestros pastores, en la nueva evangelización, haciendo de nuestras vidas testimonios eficaces del amor a Ti y a los hermanos. Te lo pedimos por Jesucristo, el Testigo fiel y veraz, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa