Mes de mayo

ESCUDO EPISCOPAL SAIZ

El pasado día 27 celebrábamos la fiesta de Nuestra señora de Montserrat, la Rosa de abril, y durante esta semana iniciaremos el mes de mayo en el que tradicionalmente la Iglesia honra de un modo especial a la Virgen maría. La idea de un mes dedicado específicamente a honrar a María se remonta al siglo XVII, con devociones organizadas cada día durante todo el mes. La costumbre se extendió sobre todo durante el siglo XIX y se practica hasta hoy. En muchos lugares de Cataluña el primer domingo de mayo se celebra la fiesta del “Roser de Maig”. El culto y la devoción al Rosario se sitúa en los conventos dominicos y en su ámbito de acción hasta el fin del s. XVI. El crecimiento de la devoción y la creación de las cofradías tuvo lugar sobre todo a partir de 1571 cuando, con ocasión de haberse ganado la batalla de Lepanto el día 7 de octubre, se creyó que la victoria se debía a la intervención de la Virgen María. Así lo declaró el papa Pío V y lo reafirmó su sucesor Gregorio XIII quien hizo del día 7 de octubre la fiesta universal del Rosario. Entre los años 1570 y 1620 se dio un extraordinario florecimiento de cofradías del Rosario en todas partes. Las cofradías del Rosario, presentes en casi todas las parroquias catalanas, mantuvieron muy viva la devoción a la Virgen y al rosario y le erigieron altares allí donde estaban instauradas. Eran, fundamentalmente, asociaciones de personas que velaban por el mantenimiento y la propagación de la devoción a la Virgen del Rosario. Por otra parte, satisfacían diferentes necesidades e inquietudes, como el asociacionismo, la sociabilidad y también propiciaban un sentimiento de comunidad, de identidad y de cohesión social. La primera cofradía del Rosario se estableció en Colonia el 1475 de la mano de un fraile predicador, Alain de la Rupe. Entre nosotros la primera cofradía se fundó en Barcelona a finales del siglo XV, en el convento de los dominicos de Santa Catalina. Los gozos del Rosario, posiblemente la composición poética más popular de las que se cantan a la Virgen María, marcaron el futuro de esta literatura popular destinada a ser cantada en su honor. Las grandes procesiones se hacían en las fiestas del Rosario y en el rosario de la aurora. La creación de cofradías hizo aparecer en todas las iglesias un altar y una capilla del Rosario, casi siempre añadida como anexo, cubierta de nerviaciones góticas con una clave de bóveda con la Virgen y el niño rodeados de un rosario o círculo de rosas. La rosa fue siempre la flor típica de los cofrades y eran bendecidas y repartidas entre ellos en la fiesta del “Roser de Maig”. El mes de mayo es considerado pues el mes de María. Hoy nuestro amor a la Virgen se expresa subrayando más el lugar que ella ocupa en la Iglesia y en su Liturgia. Es muy importante vincular la devoción y la piedad popular a la espiritualidad litúrgica. Se trata de ayudar a los fieles a reconocer con mayor facilidad la misión de María en el misterio de la Iglesia, de sentir más intensamente los lazos fraternos que unen a todos los fieles porque son hijos de la Virgen e hijos también de la Iglesia. Pero la Liturgia no está reñida con la piedad popular, no está reñido participar en la celebración de la Eucaristía y rezar la Liturgia de las Horas con el rezo del santo Rosario. Con ocasión de la fiesta del Rosario, el Papa Francisco compartió el pasado mes de octubre en su cuenta de Twitter lo siguiente: “El Rosario es la oración que acompaña siempre mi vida; también es la oración de los sencillos y de los santos… es la oración de mi corazón”. Os animo pues a mantener viva la devoción a María, Madre de Dios y madre nuestra.

+ Josep Àngel Saiz Meneses Obispo de Terrassa

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa