Estamos ya en el 18 de enero. Tradicionalmente, en este día, comienza la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se prolonga hasta el día 25 de enero, fiesta de la Conversión de San Pablo. Os invito a vivir estos ocho días con espíritu ecuménico y con una actitud de plegaria. Este año la Semana de la Unidad queda enmarcada entre dos domingos. Esta circunstancia ha de ayudar a hacer presente esta intención de la unidad especialmente en las celebraciones de la misa de los días 18 y 25 de enero.
El Papa nos da ejemplo de sensibilidad y de compromiso ecuménico. En su reciente visita a Turquía, para visitar a Bartolomé I, Patriarca ecuménico de Constantinopla, Francisco ha sido muy decidido al proponer una “unidad en el respeto a la diversidad”. Esto significa que, si se pudiera llegar la plena comunión con las Iglesias Ortodoxas de Oriente, esta plena comunión con el Papa comportaría el respeto a sus tradiciones legítimas y a cuanto constituye su patrimonio religioso y espiritual.
Todo el año, pero especialmente en estos días, resuenan en nuestro espíritu las palabras de la plegaria de Jesús en el Cenáculo: “Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mi y yo en ti. Que también ellos estén en nosotros, y sean uno, para que el mundo crea que tu me has enviado”.
En el Concilio Vaticano II la Iglesia Católica se comprometió a trabajar por la unidad de todos los creyentes en Cristo “en la profesión de una sola fe, en la celebración común del culto y en la concordia fraternal de la familia de los hijos de Dios”. Creo que podemos afirmar que la Iglesia después del Concilio ha tomado muy en serio aquel compromiso. Rehacer la plena comunión entre los cristianos ha de ser, en todo caso, un don de la gracia de Dios, un don que sin embargo supone nuestra fidelidad y nuestro esfuerzo.
Para los actos ecuménicos y para las plegarias con esta intención que se organizan estos días, cada año se preparan unos textos. Los preparan de forma conjunta el Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos y la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias. Todos los que utilicen internet pueden acceder a dichos textos entrando en la página web del Centre Ecuménic de Catalunya o en la web “Oikumene”.
Cada año preparan estos textos cristianos de distintas confesiones de un país. Este año lo han hecho los cristianos del Brasil y el lema escogido es un fragmento del episodio de la mujer samaritana en su conversación con Jesús junto al pozo de Jacob. “Jesús le dice: Dame de beber” (Juan 4,7).
Jesús es judío; la mujer es samaritana y se extraña de que un judío le pida agua. Estamos ante el hecho de la diversidad y, en este caso, de la diversidad conflictiva, pues los judíos y los samaritanos no se trataban. También los cristianos de distintas confesiones, denominaciones o iglesias hemos estado desgraciadamente muy alejados en otros tiempos.
Nuestros hermanos de Brasil lo dicen con palabras claras: “Cuando reconocemos que tenemos necesidades recíprocas, tiene lugar la complementariedad en nuestras vidas de un modo enriquecedor. ‘Dame de beber’ supone que tanto Jesús como la samaritana piden lo que necesitan del otro. ‘Dame de beber’ nos empuja a reconocer que las personas, las comunidades, las culturas, las religiones y los distintos grupos étnicos se necesitan unos a otros”.
En las ciudades actuales suelen vivir personas de culturas, religiones y razas diversas. Pero el Espíritu Santo es capaz de llevar a los hombres y mujeres al reconocimiento de la unidad en la diversidad, porque nos necesitamos unos a otros.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa