El próximo 7 de octubre se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, que impulsa y organiza la Confederación Sindical Internacional. Ahora bien, ¿qué se entiende por trabajo decente? Con el concepto de trabajo decente se expresa lo que debe ser un empleo digno. El significado originario del trabajo es llevar a cumplimiento el mandato de Dios expresado en el libro del Génesis desarrollando la obra de la creación. Al mismo tiempo se desarrolla y perfecciona la persona humana, porque se propicia el desarrollo de sus capacidades. Ahora bien, cuando no se respetan los principios y derechos laborales fundamentales, cuando no se recibe una paga justa y proporcional, cuando la actividad no se realiza con la suficiente cobertura social o se realiza con algún tipo de discriminación, este trabajo no es un trabajo decente.
Como señalaba san Juan Pablo II en el discurso que pronunció en la celebración del Jubileo de los Trabajadores, “todos debemos colaborar para que el sistema económico, en el que vivimos, no altere el orden fundamental de la prioridad del trabajo sobre el capital, del bien común sobre el privado. Es muy necesario constituir en el mundo una coalición en favor del ‘trabajo digno’. La globalización es hoy un fenómeno presente en todos los ámbitos de la vida humana, pero es un fenómeno que hay que gestionar con sabiduría. Es preciso globalizar la solidaridad”. Los avances de la ciencia y de la técnica, el desarrollo de las nuevas tecnologías, abren unas posibilidades de progreso inimaginables hace unos pocos años. Pero ese progreso no puede ir en detrimento del empleo en general y del empleo decente. Por eso es preciso globalizar la solidaridad y globalizar el trabajo digno, es decir, repartir el trabajo y repartir el beneficio para que todos puedan vivir con dignidad.
El Papa Francisco, cuando recibió a las Asociaciones Cristianas de Trabajadores Italianos con motivo del 70 aniversario de su fundación, les habló de la necesidad de ayudar a aquellos que no tienen empleo, sobre todo a los jóvenes, así como de dignificar el trabajo y la vida. El Papa denunció la situación de desigualdad que vive la sociedad, “la propagación de la precariedad, del trabajo en ‘negro’ y del chantaje mafioso hace experimentar sobre todo entre las jóvenes generaciones que la falta de empleo quita la dignidad, impide la plenitud de la vida humana y reclama una respuesta solícita y vigorosa”; a la vez insistió en que “debemos proponer alternativas equitativas y solidarias que realmente se puedan poner en marcha”.
Para poder vivir con dignidad es necesario un trabajo decente. La crisis económica que aún padecemos ha llevado al predominio del capital sobre el trabajo y como consecuencia de ello a un exceso de oferta de personal, lo que da lugar a situaciones injustas: sueldos por debajo de lo que es necesario, contratos precarios, falta de seguridad, incremento de las desigualdades entre personas, etc. Desde la Iglesia somos sensibles a estas situaciones, denunciadas en el magisterio de los papas y en los documentos episcopales y también se llevan a cabo acciones concretas por parte de grupos e instituciones. No es fácil encontrar soluciones, pero es urgente explorar nuevas vías para conseguir una economía más justa, con un reparto más justo del trabajo y del beneficio. Confiamos que la celebración de una jornada mundial por el trabajo decente nos haga más sensibles y comprometidos ante esta situación.
+ Josep Àngel Saiz Meneses Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa