Benedicto XVI anunció que convertirá el ecumenismo en una prioridad de su pontificado, tras afirmar que la humanidad aguarda respuestas cristianas comunes a los grandes temas éticos del mundo de hoy. "Los cristianos -dijo el Papa-, empezando por mí mismo, esperan nuevos pasos de acercamiento entre las confesiones, por lo que es urgente profundizar e intensificar este diálogo sobre muchas cuestiones éticas que preocupan a la gente de hoy". En su reunión con los líderes evangélicos, ortodoxos y de otras confesiones cristianas alemanas, les dijo que no le corresponde a él diseñar un programa para ese acercamiento, pero sí proponer los principios que deben regirlo. "La relación ecuménica, naturalmente, debe ocurrir dentro de la sinceridad y el realismo, con paciencia y perseverancia, y dentro de la fidelidad a la voz de la propia conciencia".
En su viaje a Colonia, quiso incluir en el programa un encuentro con representantes de las comunidades musulmanas locales, junto a la visita a la sinagoga. Es un gesto fuerte y revelador. Es el deseo de continuar con el diálogo entre las grandes religiones monoteístas que hacen referencia a Abraham. Nada más llegar, en el primer discurso que pronunció, se congratuló por los encuentros que iba a tener con ambas comunidades y resaltó la importancia y necesidad del diálogo con ellas: "Se trata de importantes reuniones para poner en marcha un diálogo y una cooperación que permitan preparar con mayor intensidad un futuro justo, fraternal y verdaderamente adaptado al hombre".
En la sinagoga de Colonia, Benedicto XVI hace una declaración de intenciones y de futuro, partiendo del patrimonio común, y convoca a un testimonio conjunto en la defensa de los derechos humanos, de la vida y de la paz. Recuerda que el Decálogo es patrimonio y compromiso común, luz que hay que traspasar a las generaciones jóvenes. En su encuentro con los musulmanes remarcó los valores de la paz, la solidaridad y el respeto recíproco. Invitó a estar unidos en el servicio a los valores morales fundamentales, y recordó que la centralidad de la persona es el camino para encontrar una base común de avenencia.
En estos encuentros, que se convocaban por vez primera en una JMJ, se trasluce que Benedicto XVI es consciente de que su ministerio es prioritariamente una misión de reconciliación en el mundo, una misión de paz. Recordó también que en el pasado tuvieron lugar guerras de religión, que son las más absurdas y contradictorias, e insistió en que la relación entre las distintas religiones no es la guerra, no es la violencia; al contrario, ha de ser el diálogo, ha de ser un intento de situarse en el lugar del otro, para poder entender los elementos de verdad que hay en las otras religiones. Sin relativizar el hecho de que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, pero mostrando que el anuncio de Cristo no se lleva a cabo con la violencia, sino con la propuesta y desde la fuerza de la verdad. Esto requiere diálogo y comprensión, amor persuasivo, servicio y generosidad.
Todo un programa para el presente y el futuro inmediato. Y un motivo de esperanza para el mundo, en especial para los jóvenes.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa