Entramos en el mes de septiembre y todo va retornando a la normalidad, después del verano que suele introducir no pocos cambios en nuestra vida ordinaria. Con este comienzo de mes los escolares ya han de preparar sus libros y sus carteras y los adultos también nos reencontramos, tras las vacaciones –aunque esta no es una posibilidad para todos-, con las ocupaciones y los compromisos habituales.
También en el ámbito de la vida cristiana nos hemos de plantear el nuevo curso. Estas reflexiones quizá puedan ayudar un poco. Las escribo con este deseo.
Este nuevo curso está marcado por un hecho muy cercano a nosotros y muy nuestro también. Dentro de dos meses tendremos entre nosotros, Dios mediante, a nuestro Santo Padre Benedicto XVI que irá, el sábado 6 de noviembre, como peregrino a Santiago de Compostela, dentro del Año Santo Jacobeo, y que, el domingo 7 de noviembre, presidirá la solemne consagración del templo de la Sagrada Familia, en Barcelona.
Creo que este acontecimiento hemos de vivirlo en el ámbito de la fe. Porque este ámbito es el que nos lleva a lo esencial en el acontecimiento. El Papa, como sucesor de San Pedro, tiene fundamentalmente aquella misión que le encargó el mismo Jesucristo: “Pero yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos” (Lc 22,32).
El Papa, ante la obra genial de Gaudí, sin duda hablará de las relaciones entre la fe y la cultura, y de un tema que le preocupa mucho: el arte como expresión de los valores espirituales. Pero el Papa viene sobre todo a confirmarnos en la fe, tanto en Santiago como en Barcelona. Lo podemos decir a la vista de sus enseñanzas en sus más recientes viajes apostólicos, como el de Fátima y el Chipre, en el recuerdo de San Pablo y San Bernabé, y el que tiene previsto para este mes de septiembre al Reino Unido, en el que presidirá la beatificación del gran teólogo, el cardenal John Henri Newman.
En sus enseñanzas en estas visitas apostólicas, Benedicto XVI se nos presenta sobre todo como un gran testigo de la fe. Despertar la fe en los hombres y mujeres de hoy es una de las líneas directrices de su pontificado. Por esto dijo en Fátima: “En nuestra época, en la que la fe en vastas regiones, corre el riesgo de apagarse como una llama que ya no es alimentada, la primera de todas las prioridades es la de hacer presente a Dios en este mundo y de abrir a los hombres de hoy el acceso a Dios”.
Son muchos los observadores que coinciden en que la crisis esencial de hoy es una crisis de la fe. Por esto, ante la visita del Santo Padre a nuestra tierra, hemos de disponernos a escucharlo como nuestro maestro en el conocimiento y el seguimiento de Jesucristo, como aquél que viene a “confirmarnos en la fe”.
Y este aspecto es tan esencial que creo debería marcar nuestro curso pastoral. Dispongámonos a recomenzar todas las actividades ordinarias con una actitud de fidelidad y de esperanza. Con la plegaria sin duda, pero también con todos los medios humanos de que podamos disponer y podamos aplicar, con el deseo –con la gracia de Dios- de que la luz de la fe alumbre los desiertos de nuestro mundo.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa