Sacerdotes al servicio de Cristo y de los hermanos.

El domingo 19 de marzo celebramos el Día del Seminario. Un día propicio para reflexionar sobre la importancia del Seminario en la vida de nuestra joven Diócesis. El lema de este año no puede ser más directo: “¡Por Cristo y por los demás, hazte cura!” El Seminario es el corazón de la diócesis y está en el corazón de todos los diocesanos.
Recuerdo la Jornada Mundial de la Juventud del pasado mes de agosto, en que el Santo Padre Benedicto XVI tuvo un encuentro con seminaristas de todo el mundo y les dirigió unas palabras llenas de realismo y esperanza. Presentó el seminario no sólo como un lugar físico sino más aún como un tiempo significativo en la vida de un discípulo del Señor, como un tiempo fuerte de búsqueda y de encuentro con Cristo. Tiempo de formación y discernimiento, y también de búsqueda y descubrimiento de Cristo, porque sólo desde una experiencia personal de Cristo se puede comprender la vocación, la llamada. El seminario es un tiempo de preparación para la misión. Una misión que no es iniciativa propia sino consecuencia de la llamada y del envío del Señor, que es quien elige, quien llama y envía.
"Por Cristo y por los demás, hazte cura”. Cristo llama, y la Iglesia, la sociedad necesitan sacerdotes. Para predicar la palabra de Dios, para celebrar los sacramentos, para guiar y servir a la comunidad. Cristo llama para llenar de amor y de sentido la vida, para darle una plenitud más allá de cuanto se pueda pensar. Es preciso escuchar su voz, dejarlo todo y seguirlo, y vivir como él vivió, amando a los demás, haciendo el bien. Cuando se responde a la llamada, es él mismo quien llena el corazón y da la fuerza para desarrollar la vocación sacerdotal sin añoranzas. ¡Cuantos jóvenes conozco generosos de corazón y sedientos de sentido en sus vidas! Cada uno tendrá que seguir su vocación, pero es Cristo el único capaz de saciar su sed de infinito. Por eso es tan importante que reflexionen, que cada uno descubra su camino, y que los llamados al sacerdocio respondan con presteza, porque sólo siguiendo la llamada del Maestro alcanzarán la felicidad plena, como Juan y Andrés, que buscaban algo más en sus vidas, y con la indicación de Juan Bautista se encontraron con Jesús para no dejarlo ya jamás
El Seminario es responsabilidad de todos, también de las familias. Los padres cristianos que aman la Iglesia y valoran su misión evangelizadora en el mundo han de recibir con gozo la gracia de tener un hijo sacerdote. Las comunidades cristianas deben orar por las vocaciones sacerdotales y ayudar a encontrar los futuros pastores que la Iglesia necesita. Los sacerdotes deben vivir y testimoniar el gozo de su consagración y de su ministerio. En este Día del Seminario hemos de mirar al futuro, y hemos de reflexionar, rezar y colaborar generosamente con el Seminario porque ahí está en buena parte el futuro de nuestra Iglesia diocesana. En tiempo de secularización y consumismo, Dios llama más que nunca al sacerdocio, porque hacen falta más que nunca sembradores de la fe, mensajeros de esperanza, constructores de amor y de paz, en totalidad, como el Señor. Por eso, desde mi propia experiencia sacerdotal, me atrevo a decir a los jóvenes que por Cristo y por los demás, vale la pena hacerse cura.  

+Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa