Los cristianos de Indonesia, un país de comunidades cristianas minoritarias y de mayoría social musulmana, han sido los encargados de preparar los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos de este año 2019. Nos proponen el siguiente lema para inspirar nuestra oración y nuestras actividades en esta semana: «Actúa siempre con toda justicia» (Dt 16, 20). En nuestro lenguaje común, justicia significa dar a cada uno lo suyo, reconocer y defender los derechos de cada persona. La concreción de tales derechos a veces depende en exceso de opciones ideológicas, políticas y sociales. En sentido cristiano, la vivencia de la caridad, del amor cristiano, implica promover la justicia, la solidaridad, la comunión y la paz en la sociedad, así como comprometerse en el reconocimiento de la dignidad y de los derechos del prójimo.
Desgraciadamente somos testigos de las muchas injusticias que se cometen en nuestro mundo, unas que tienen su raíz en elementos externos a la persona, y otras que tienen su origen en el interior del corazón humano. La Sagrada Escritura nos enseña la profunda relación que hay entre la fe en Dios y la justicia para con el prójimo. La fe en Dios comporta la aceptación plena de su voluntad y de ahí deriva la obligación de una relación de equidad con el prójimo, más aún, de vivir como miembros todos del pueblo escogido, y de que no queden desatendidos los huérfanos y las viudas, los pobres y los forasteros. Dios escucha el clamor del necesitado y pide justicia para con él. Para avanzar por caminos de justicia es necesario salir de uno mismo, del egocentrismo, del egoísmo, que acaba generando unas relaciones injustas con los demás, en todos los ámbitos, sean de relación personal, o institucional, o entre países.
El evangelio responde a la sed de justicia que está presente en lo más profundo del corazón humano. El cristiano tiene la responsabilidad de trabajar en la construcción de una sociedad más justa y solidaria, donde cada persona pueda disponer de lo necesario para vivir con dignidad. La lucha por la justicia es una parte esencial de la misión evangelizadora de la Iglesia. Trabajar por la justicia es al mismo tiempo un derecho y un deber, y la Iglesia está llamada a trabajar a favor de la justicia en nuestro mundo. La promoción de la justicia y del desarrollo humano facilitará las relaciones entre las personas y entre los pueblos, y propiciará la construcción de la paz y la unidad.
La unidad de los cristianos se construye también desde la justicia. En la Sagrada Escritura encontramos el fundamento más profundo de las leyes justas que rigen la vida social, que no han ser contrarias a la ley de Dios. El fiel creyente cumple por encima de todo los mandamientos de la ley de Dios y también cumple aquellas leyes humanas que concretan y explicitan estos mandamientos.
Vivimos en unos tiempos y en medio de unas situaciones de gran complejidad, en las que no resulta fácil la concordia, a veces ni siquiera la convivencia. No podemos caer en el desánimo ni en la desesperanza por el hecho de que todavía no se haya logrado la unidad visible de las confesiones cristianas. Hemos de seguir pidiendo al Señor el don de la unidad plena, que es don suyo, y hemos de seguir tendiendo puentes de fraternidad y colaboración en pos de esa unidad. En esta peregrinación, seguiremos trabajando por el entendimiento entre las personas y los pueblos, en la construcción del Reino de Dios, que es reino de amor y de gracia, de justicia y de paz.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa