"Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?"

       Celebramos un año más el día del Seminario. Hoy somos invitados especialmente a rogar al Señor que envíe obreros a su mies y que los que ya han dado su respuesta positiva se mantengan en la fidelidad a la vocación. Por encontrarnos en plena celebración del Año Jubilar Teresiano, el lema que ha sido elegido es una frase de la mística abulense: “Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?”. Se trata de una respuesta de amor y de confianza que nace de la experiencia del amor de Dios. Es un lema muy significativo para el Día del Seminario, ya que resume con lucidez la respuesta libre de la persona llamada después de ese inefable diálogo vocacional que se establece con Dios en la intimidad del corazón.

 

       Santa Teresa busca siempre la voluntad de Dios, se abandona confiadamente en sus manos, y esa búsqueda será el dinamismo que la empuje en sus peregrinaciones de fundadora así como en su peregrinación interior. Ella es una verdadera maestra de vida cristiana para los fieles de todos los tiempos y nos enseña a sentir realmente la sed de Dios que persiste en lo profundo del corazón humano; cumplirá la voluntad de Dios en la práctica de las virtudes evangélicas: el desapego a los bienes materiales, la humildad como actitud para vivir con realismo y amor a la verdad, la determinación como fruto de la audacia cristiana; y especialmente, la esperanza teologal, que  describe como la sed de agua viva, la sed de Dios a partir del encuentro con Jesucristo.

       Para ella la vida cristiana es auténtica relación personal con Jesús, que culmina en la unión por gracia, por amor i per imitación.  Nos enseña la importancia de la oración, que es «tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama» (Vida 8, 5).  La búsqueda de la voluntad de Dios la lleva a un amor incondicional ala Iglesia. Manifiesta un vivo sentido de Iglesia ante los episodios de división y conflicto de su tiempo. Ella reforma la Orden carmelita con la intención de servir i defender mejor la Iglesia y está dispuesta incluso a dar la vida per ella. Al final de su vida, manifiesta su gozo por morir como hija de la Iglesia.

       Es muy consciente de que la voluntad de Dios es la santidad de sus hijos, el desarrollo pleno de la su realidad de hijos. Tiene una idea muy clara de la plenitud de Cristo, que el cristiano ha de vivir cada vez con más intensidad y profundización. Un camino de santificación que todos estamos llamados a vivir, cada uno des de nuestra vocación personal, al servicio de la Iglesia y de los hermanos. Al final del recorrido del Castillo interior, en la última morada, describe esta plenitud, llevada a término con la inhabitación de la Santísima Trinidad, en la unión con Cristo a través precisamente del misterio de su humanidad.

Recemos, pues, por las vocaciones. Ayudemos al Seminario. Que el ejemplo de santa Teresa, profundamente contemplativa y eficazmente activa, nos impulse también a nosotros a buscar siempre y en todo momento la voluntad de Dios, a dedicar cada día el tiempo adecuado a la oración, a amar y defender siempre la Iglesia. «Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?»

            + Josep Àngel Saiz Meneses

            Obispo de Terrassa.

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa