UN FUTURO PARA TODOS

San Juan Bautista es una de las tres figuras del tiempo de Adviento, juntamente con el profeta Isaías y la Virgen María. Juan Bautista, asceta y penitente, es de una actualidad perenne, sobre todo por su humildad ante Cristo, del que es el precursor y el heraldo: "Conviene que él crezca y yo disminuya". Es también de actualidad porque su llamamiento tiene un valor constante para el cristiano: "Convertíos porque el Reino de Dios está cerca".

En nuestras relaciones con Jesús, también todos nosotros tendríamos que estar siempre dispuestos a decir estas mismas palabras de Juan Bautista: que Cristo crezca en mí y que desarrolle todo lo bueno que hay en mí, todo lo bueno que puede haber en mí. Y en nuestras relaciones con nuestro prójimo, una forma de madurez humana es hacer de modo que los que están a nuestro lado puedan crecer, aunque nosotros tengamos que vivir una disminución. Esto, incluso en el orden biológico, lo viven los padres y las madres en relación con sus hijos e hijas, y lo viven los abuelos en relación con sus nietos y nietas. "Me alegra mucho ver crecer a mis nietos –decía un abuelo-, porque veo que ellos crecen y se abren a la vida, mientras que yo me dispongo a desaparecer de este mundo".

Esta es, sin embargo, una experiencia que, en el aspecto espiritual, todos estamos llamados a vivir: esforzarnos para que todos puedan dar lo mejor de sí mismos en el orden espiritual, que todos puedan hacer producir a los talentos –las cualidades de todo orden- que Dios les ha concedido. Hacer de manera que quienes están junto a nosotros crezcan y nosotros, si es preciso, disminuyamos. Esto supone preparar con generosidad los caminos de cada persona, señalarle en qué situaciones creemos que podrá dar lo mejor de sí misma; y, si es preciso, desaparecer para dar paso a los demás. Esto, por supuesto, hay que hacerlo con discernimiento, atendiendo a las circunstancias y según los dictados de la conciencia de cada persona. A veces habrá que dar paso a los demás; pero a veces será preciso no dejar la propia misión, la tarea y las responsabilidades que tenemos entre manos. Y será necesario, especialmente, no hacerlo antes de hora, sino en el momento que veamos más oportuno.

Juan Bautista es actual porque, además de invitarnos a la conversión, nos recomienda que seamos capaces de compartir. Cuando la gente le pregunta: "¿Qué debemos hacer?", Juan les responde: "El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo". Ante la Navidad, que para muchos es quizá sólo una ocasión para exacerbar el consumismo, los cristianos estamos llamados a vivir este mensaje del Bautista. Cada uno hemos de ver la mejor manera de hacerlo. Como comunidad cristiana, lo hacemos sobre todo a través de Cáritas Diocesana. Hoy se hace presente con su campaña de Navidad y con un cartel que expresa de manera muy gráfica un mensaje que dice: "ante la inmigración, integración". Y con un lema que resume las reflexiones de este escrito: "Un futuro para todos".

+Josep Àngel Saiz Meneses, Obispo de Terrassa

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa