Una alegría para nuestra diócesis

 

Este escrito semanal tiene hoy el objetivo de comunicar una alegría para nuestra diócesis. Hoy tendré el gozo de ordenar a dos nuevos presbíteros para el servicio pastoral de las comunidades cristianas de nuestro obispado.  Son sus nombres: Aaron de Larrazábal y Mariano N’Tong, un joven de Guinea, que vive entre nosotros, ha sentido la vocación al sacerdocio y se ha formado para el ministerio presbiteral en nuestro Seminario Diocesano. Y tengo todavía otra noticia –buena noticia sin duda- en este sentido: el próximo noviembre, si Dios quiere, ordenaré a cuatro nuevos presbíteros. Espero hablar de ello en su día.

Muchas de las horas que paso fuera del obispado, como sabéis, están dedicadas al fomento de las vocaciones. Esto es así porque mis hermanos obispos de la Conferencia Episcopal Española me confiaron la responsabilidad de velar, en cuanto depende de la Conferencia Episcopal, por los Seminarios, que es –como bien sabéis- donde se forman los futuros presbíteros.

Cuando lamento que esta tarea me prive de una mayor dedicación a nuestra joven diócesis, pienso –quizás para consolarme- que trabajar por las vocaciones es una de las maneras más claras de trabajar por las actuales y las futuras comunidades cristianas. Por eso, con estas buenas noticias, quisiera hacer una llamada a los sacerdotes, a los educadores cristianos, a los padres y madres de familia cristianos, a los catequistas, para que pongan en el horizonte de la vida de niños y jóvenes, que dependen de ellos, la posible vocación sacerdotal.

El pasado mes de junio el santo Padre, en Roma, clausuró la celebración del Año Sacerdotal, con motivo del 150 aniversario de la muerte del santo cura de Ars, Juan María Vianney. La Iglesia vive la preocupación de la falta de vocaciones y cree necesario intensificar la pastoral vocacional. Así lo pido, como fruto del Año sacerdotal, a todos los diocesanos. La vocación es una llamada personal de Dios, que comporta también una respuesta personal, única e irrepetible. Cada persona ha de seguir aquella vocación a la que Dios la llama, una vocación que siempre tiene sus raíces en el bautismo.

Estoy profundamente convencido de que es un terreno sagrado este de la vocación, un terreno en el que hemos de avanzar con gran respeto para ayudar a discernir la llamada del Señor. El trabajo de pastoral vocacional se ha de ejercer sin intereses particulares, con un respeto sagrado a la libertad y a la persona que tenemos delante. Porque Dios mismo respeta la libertad de cada persona concreta.

Esto exige, como he dicho en otras ocasiones al hablar de pastoral vocacional, un trabajo paciente y constante, una actitud de acompañamiento respetuoso, un esfuerzo profundo de discernimiento a fin de que cada persona pueda responder a la llamada de Dios en aquel camino y en aquel compromiso concreto que le tiene destinado. En el marco de una “pedagogía de la vocación cristiana”se ha de incluir también la vocación a la vida religiosa, sea contemplativa o activa, y a la vocación a los ministerios de diácono o de presbítero.

Al comunicaros estas noticias gozosas de las próximas ordenaciones, quiero agradecer a todos los que rezan y trabajan para suscitar vocaciones al ministerio Presbiteral. Y de forma especial agradezco  a todo el equipo que vela por nuestro Seminario Diocesano. Los frutos de nuestro Seminario son una esperanza para toda nuestra diócesis.

 

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa

 

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa