Una casa al servicio de la misión de la Iglesia (12/12/10)

     Ayer, 11 de diciembre, en la breve historia de nuestra diócesis de Terrassa se produjo un hecho importante y significativo. Ayer se inauguró el edificio de la Curia Diocesana. Es un edificio funcional, bien situado en el conjunto de la ciudad que es el centro de la diócesis. Será una casa al servicio de la misión de la Iglesia. Y con este espíritu la hemos inaugurado y la ofrecemos a todos los diocesanos y también a todos los hombres y mujeres que caminan con nosotros.

     El Papa Juan Pablo II constituyó nuestra diócesis –aunque Terrassa ya había sido sede episcopal durante unos cuantos siglos en la antigüedad- el 15 de junio del año 2004. Durante estos seis años, todos hemos hecho un esfuerzo para ir proveyendo la diócesis de todos los servicios propios de una Iglesia particular. He de decir que he encontrado una muy buena colaboración en las personas y en las diferentes instituciones, y desde este escrito me complace dar las gracias a todos cuantos, de diversas maneras, han hecho posible la creciente consolidación de esta joven diócesis.

     Ahora, con la inauguración de ayer, disponemos de la casa que ha de acoger los servicios centrales. Nos podemos preguntar qué es una “curia diocesana” y qué sentido tiene. Es un conjunto de personas y de instituciones que ayudan al obispo en la buena marcha de la vida cristiana en una Iglesia local. El Concilio Vaticano II, que tantas cosas reformó y mejoró en la vida de la Iglesia, en su decreto sobre la función pastoral de los obispos –titulado en latín Christus Dominus- se refirió también a la curia y a los consejos diocesanos. Dice así: “La curia diocesana se ha de ordenar de tal manera que sea un instrumento apto en manos del obispo, no sólo para administrar la diócesis, sino también para realizar las obras de apostolado” (CD 27).

     Es patente, en esta breve referencia, cuál era el deseo del Concilio sobre las curias diocesanas: ayudar al obispo y no descuidar de ningún modo el apostolado, es decir, la dimensión dinámica, evangelizadora y educadora de la vida cristiana de todos los organismos que forman este organismo central de un obispado. Todos estos organismos no han de perder nunca la clara conciencia de ser colaboradores del obispo en la realización de las tareas propias de la Iglesia.

     Esta tarea implica diversas funciones: El ministerio profético, que es el servicio de la palabra en todos sus niveles: evangelización, catequesis, homilía y formación teológica; el ministerio litúrgico, por el cual celebramos los misterios cristianos: eucaristía, sacramentos, oración y, en definitiva, el conjunto de la celebración de los misterios cristianos; y el ministerio de servicio en la organización y dirección eclesial y la promoción caritativa integral como servicio cristiano al mundo. Este servicio no es tan sólo una organización de ayuda al necesitado, sino que se trata de la expresión del acto más profundo del amor personal con el que Dios nos ama y suscita en nosotros la inclinación a amar. Un amor recibido, compartido y proyectado, que busca el bien de la Iglesia y el bien de toda persona que encontramos en nuestro camino.

     En la curia diocesana estarán presentes, trabajando y sugiriendo iniciativas, todos los estamentos que formamos el pueblo de Dios, clérigos, religiosos y laicos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, en definitiva, todos los que formamos la comunidad diocesana colaborando desde la comunión y la corresponsabilidad. Nuestro objetivo será hacer de nuestra diócesis una casa y una escuela de comunión al servicio de la misión que hemos recibido de ser testigos de Jesucristo en la sociedad del siglo XXI.

      

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa