Una fiesta de la fe presidida por el Papa

           Benedicto XVI clausura hoy, en Madrid, los actos centrales de la Jornada Mundial de la Juventud, con lo que concluye este encuentro de fe y esta fiesta de la fe. En efecto, renovar, profundizar y vivir la fe en Cristo es el objetivo de estos encuentros mundiales de jóvenes. Este objetivo se realiza mediante las catequesis impartidas por los obispos durante la jornada. Los participantes, organizados por grupos lingüísticos, tienen unas reuniones de catequesis impartidas por obispos venidos de todo el mundo. Son una ocasión magnífica de encuentro y de diálogo de los jóvenes con los pastores, que partiendo de los interrogantes profundos de su vida, de los problemas y experiencias de sus oyentes, les proponen los fundamentos de la fe.

Llegado el Papa, naturalmente todo el programa se centra en los actos presididos por él. Es tradicional el acto de bienvenida de los jóvenes al Papa. El pasado jueves, Benedicto XVI, en la plaza de la Independencia cruzó la Puerta de Alcalá con jóvenes de los cinco continentes y después en el vehículo panorámico se trasladó hasta la plaza de Cibeles, donde tuvo lugar el acto de bienvenida.

El acto religioso central de la jornada del pasado viernes fue el Via Crucis. Sólo quien comprenda que la JMJ es sobretodo un encuentro de fe entenderá el sentido de esta práctica. No se trata de mostrar un cristianismo fácil, sino de centrarse en la cruz del Señor, que es nuestra única esperanza. Es el vía crucis una práctica devocional propagada sobre todo por los franciscanos a partir de los siglos XIV y XV. Consiste en recorrer un itinerario jalonado por representaciones, llamadas estaciones, que siguen los momentos principales de la pasión del Señor. Cada una de las catorce estaciones, en esta ocasión, ha estado plasmada por uno de los “pasos” de la Semana Santa, con la que el arte, una vez más, ha sido el vehículo de la expresión de la fe.

El acto religioso principal del sábado es la vigilia de oración, donde la catequesis de la fe se pone en evidencia. Realizado en el aeródromo de Cuatro Vientos –que nos recordaba a muchos el encuentro, allí,  de Juan Pablo II con los jóvenes en su último viaje a España-. Después de un tiempo de preparación en el que se escucharon testimonios de jóvenes, actuaciones musicales y plegarias diversas,  una vez llegado el Papa, comenzó la adoración eucarística. Otro momento fuerte de la vigilia fue el discurso del Papa. Dado que los jóvenes pasaron la noche en el aeródromo, para quienes lo desearan había varias carpas donde se podía adorar el Santísimo Sacramento o recibir el sacramento de la penitencia o reconciliación.

La misa de hoy domingo, con la homilía del Papa, en la que el sucesor de Pedro les habla para enviarles al mundo a testimoniar su fe, como hizo el Señor con sus Apóstoles, pone el punto final a la JMJ.

Deseo subrayar también lo que podríamos llamar los encuentros del Papa con diversos grupos, dentro de la JMJ. El viernes pasado, tuvo dos encuentros en el monasterio de El Escorial, uno con religiosas y otro con profesores universitarios jóvenes, y ayer sábado por la mañana celebró una misa para seminaristas en la catedral de la Almudena y por la tarde, antes de trasladarse a Cuatro Vientos, quiso estar un tiempo con las personas enfermas y discapacitadas acogidas a la Fundación Instituto San José, atendido por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.

Termina hoy la JMJ de 2011, pero nos queda una doble tarea: meditar los mensajes que nos ha dejado el Papa y hacer que la Iglesia sea cada día más abierta y acogedora para los jóvenes de hoy. Hablaremos de ello en el próximo comentario.

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa