El Papa Francisco decidió en el verano del año pasado una Jornada Mundial de Plegaria para el Cuidado de la Creación que ha de celebrarse cada año el día 1 de septiembre, tal como ya hacen las Iglesias ortodoxas de Oriente, que en ese día rezan por la misma intención. Con este gesto el Papa manifiesta su deseo de que su encíclica Laudato sí’ sobre la ecología no se quede en papel mojado, sino que suscite actitudes coherentes con el debido respeto a la creación.
Esta encíclica sobre la ecología tuvo un gran eco mediático, porque plantea problemas que afectan no sólo a los católicos, sino a todos los hombres y mujeres que habitan en este planeta nuestro. Naturalmente, también tuvo una resonancia ecuménica muy considerable, ya que el Papa quiso que también fuera ecuménico el acto de la presentación de la encíclica a los medios de comunicación. Concretamente, entre los encargados de presentarla había un representante de las Iglesias ortodoxas, el metropolita Ioannis de Pérgamo. El respeto a la Creación, como obra salida de las manos de Dios y confiada al hombre está muy presente en las enseñanzas del Patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, unido con una fraternal amistad con el obispo de Roma.
El Papa instituyo esta jornada en la Iglesia Católica mediante una carta a los presidentes de dos organismos de la Curia romana especialmente relacionados con la ecología: el Pontificio Consejo de Justicia y Paz y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
“Como cristianos –dice el Papa en esta carta- queremos ofrecer nuestra contribución para superar la crisis ecológica que padece la humanidad. Por esto, hemos de sacar de nuestro rico patrimonio espiritual las motivaciones que alimenten la pasión por el cuidado de la creación y recordar siempre que, para los creyentes en Jesucristo, Verbo de Dios hecho hombre por nosotros, la espiritualidad no está desconectada del propio cuerpo, ni de la naturaleza o de las realidades de este mundo, sino que vive con ellas y en ellas, en comunión con todo lo que nos rodea”.
Para que no quede todo en una jornada más o simplemente en palabras, el Papa pide a los cristianos una “conversión a la ecología. “Los cristianos –dice en la carta citada- estamos llamados a una conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que nos rodea. Cuidar la Creación es parte esencial de una existencia virtuosa”.
Así, pues, habrá que añadir cada año en el calendario de las jornadas cristianas la del día 1 de septiembre. El Papa desea que ese día sea una oportunidad para renovar nuestro compromiso ecológico y para dar gracias a Dios por la maravilla de la Creación, que es obra de sus manos y que ha confiado a la responsabilidad de los hombres y de las mujeres.
Esta jornada ha de ser, pues, un momento de oración de acción de gracias, pero también un momento de reflexión y –para decirlo con una palabra que utiliza el Papa con frecuencia- de conversión a un uso razonable de los recursos de la naturaleza. Una llamada a la sobriedad en el uso de los recursos naturales y a la solidaridad con nuestros hermanos y hermanas. Todo ello con una finalidad: que la encíclica sobre la ecología no se quede en un brindis al sol, sino que inspire actitudes y acciones respetuosas con el mundo que la bondad de Dios nos ha confiado a todos y con el fin de que esté al servicio de todos.
+ Josep Àngel Saiz Meneses Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa