Carta Dominical 14/07/2019

Remad mar adentro

 

                        Saludos desde santo Domingo de la Calzada (14/07/2019)

 

          Un saludo cordial desde santo Domingo de la Calzada a toda la familia diocesana. Aquí me encuentro en peregrinación con los maestros y profesores de nuestras escuelas diocesanas y parroquiales. Hemos venido para recorrer un tramo del Camino de Santiago porque el 25 de abril de este año se cumplieron mil años del nacimiento de Santo Domingo de la Calzada,  cuya aportación resultará fundamental en el desarrollo del Camino de Santiago, sobre todo en el servicio a los peregrinos.

 

Nació en Viloria de Rioja, provincia de Burgos, en el año 1019. Decidió consagrar su vida a Dios desde muy joven. En 1040 conoció  a Gregorio, obispo de Ostia, que había llegado a la Península como legado del Papa Benedicto IX. El joven Domingo se une a la misión del obispo Gregorio y le acompaña durante cuatro años como ayudante y discípulo. Cuando el Obispo fallece en Logroño en mayo de 1044, Domingo se asienta en un bosque de la vega del río Oja, por entonces una zona despoblada, y comienza a centrarse en su definitiva vocación compaginando la fe y la entrega a Dios con el servicio a sus semejantes, trabajando para ayudar a solucionar los problemas que descubre a su alrededor.

 

Allí conoce las adversidades de los peregrinos que se perdían de la Ruta Jacobea del norte y que debían atravesar caminos en malas condiciones, llenos de peligros y de bandidos y faltos de asistencia hospitalaria; también es testigo de las peligrosas condiciones que despliega el río en épocas de crecida de las aguas. Todo ello le llevará a construir un nuevo camino que con el tiempo se convertiría en la ruta principal. Taló bosques, removió tierras y comenzó la construcción de una calzada de piedra que significó una desviación del camino tradicional, pero que se convirtió, a partir de entonces, en la nueva ruta. También construye un puente sobre el río que por fuerza se debía atravesar, y por último, un pozo, un hospital y un templo en los que poder ofrecer asistencia material y espiritual a los peregrinos. De ahí que fuera declarado patrono de los Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y a su vez de los Ingenieros de Obras Públicas.

 

Los peregrinos fueron difundiendo su fama de su santidad en España y por los diferentes países de Europa. Los motivos para esta consideración se fundan sobre todo en su entrega generosa y constante a lo largo de su vida: ayudar a los necesitados, facilitar el camino,  auxiliar a los romeros, socorrer, dar de comer, de beber, dar posada, escuchar, perdonar, compartir, en fin, llevar a la práctica las obras de misericordia.  Muere el año 1109 y es enterrado junto al camino, en el pueblo al que dio origen con su presencia y actividad y que acabó recibiendo su nombre: Santo Domingo de la Calzada. Muy pronto comenzó a ser invocado como liberador de cautivos.

 

Hoy recordamos su ejemplo luminoso, un ejemplo  de caridad y solidaridad para con el prójimo. Hacemos memoria también de que la acogida al peregrino constituye uno de los aspectos fundamentales de la experiencia del Camino desde la Edad Media. Fue decisiva la fundación de hospitales dedicados a atender las necesidades del creciente número de peregrinos que se dirigían a Santiago. Para la mentalidad medieval el peregrino era un enviado del Cielo, por lo que había que considerarlo y tratarlo como si fuese el propio Jesucristo. Por eso era frecuente que en las escenas de la aparición de Jesús resucitado a los discípulos de Emaús se representase al Salvador como peregrino, con distintivos propios de la peregrinación jacobea como el zurrón y la concha de vieira.

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa