
“¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!” Con este saludo y su respuesta, usual en los cristianos de Oriente, deseo saludar también a cuantos seguís mis palabras en este día de Pascua del año de gracia de 2014.
Quiero empezar mi reflexión de Pascua comentando un pasaje del libro titulado “Sobre el cielo y la tierra”, que recoge el diálogo del cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, y su amigo, el rabino judío Abraham Skorka. En él se encuentran no pocas claves para comprender la personalidad del Papa actual por lo que dice cuando era arzobispo de Buenos Aires. Una de estas claves es cómo entiende el Papa la religiosidad. Él la entiende desde una profunda sintonía de pensamiento y de afecto con Cristo. En este sentido, Bergoglio se manifiesta muy buen discípulo de San Agustín y le cita a su amigo esta famosa sentencia agustiniana: “Señor, nos creaste para ti y nuestro corazón estará inquiero hasta que descanse en ti”.
Ciertamente el hombre está llamado a vivir un acercamiento a Dios, un encuentro con Dios, y eso, en esencia es la mística. El Padre Kart Rahner –uno de los más grandes teólogos del siglo XX- dijo que “el cristiano del futuro será místico o no será”. Creo que –jesuita como era- quería decir que el cristianismo ha de consolidarse y expresarse hoy por medio de la vivencia -en la fe- de un encuentro con la persona de Cristo, no sólo desde la inteligencia, sino también –y sobre todo- desde el corazón que para el lenguaje de la Biblia es el centro de la persona, allí donde converge todo lo que ella es. Ya lo decía sabiamente San Ignacio de Loyola: “no el mucho saber alimenta el espíritu, sino el sentir interiormente, el sentir desde el corazón”.
El cardenal Bergoglio le dice al rabino una frase que me ha hecho pensar: “Si una religión es puramente ritualista, sin este tipo de contenidos, está destinada a morirse, porque te llena de ritos, pero te deja vacío el corazón. Coincido con usted en que la religión perdurará, porque la inquietud es inherente a la naturaleza humana, y habrá que ver de qué manera se manifiesta en el futuro”.
Esta esperanza tiene su fundamento en la resurrección de Jesucristo, sintetizada en la expresión “Jesús es el Señor”, acto de fe básico de cada cristiano y de toda la iglesia. Renovemos, pues, con gozo y con gratitud, en esta fiesta de Pascua de Resurrección –la primera y mayor fiesta del año cristiano- nuestra adhesión a Cristo `por medio de la renovación de las promesas bautismales.
Formulo esta invitación en el recuerdo de un hermano obispo que fue entre nosotros un gran maestro del sentido de la liturgia, monseñor Pere Tena, obispo auxiliar de Barcelona, que durmió en la paz de Cristo, el pasado 10 de febrero. Amaba los ritos, cuya historia y sentido conocía como pocos, pero nunca olvidaba que los ritos han de conducir a una vivencia espiritual y a un compromiso cristiano de santidad de vida, como decía en su último artículo.
La Pascua era uno de los puntos fuertes de su enseñanza y de su espiritualidad, como recordarán quienes lo leyeron y lo escucharon. Fue un gran pedagogo de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II.
En la Pascua de 2005, Pere Tena escribía un artículo titulado “El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón Pedro” y lo terminaba con las palabras con que he iniciado este comentario: “Cristo ha resucitado. Sí, verdaderamente ha resucitado”.
Desde esta fe, deseo a todos una santa y gozosa Pascua de Resurrección. ¡Feliz Pascua a todos!
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa