El Espíritu Santo, el Espíritu evangelizador (28/05/23)
A lo largo de estos últimos dos meses he tenido diversas reuniones, una con presbíteros y diáconos, y otra con el Consejo Pastoral Diocesano, en las que hemos reflexionado sobre la necesidad y la urgencia de la evangelización. Y en todas ellas se ha subrayado la importancia del Espíritu Santo como el agente principal de esta evangelización que también el papa Francisco nos pide hoy, como iglesia en salida, al encuentro de cada persona, para ofrecerlo le lo mejor que tenemos, Jesucristo, su amor y su misericordia. Porque esta es la misión que ha encomendado a su Iglesia.
Hoy celebramos Pentecostés, y en la celebración de la Eucaristía, leemos en la primera lectura el relato de los Hechos de los Apóstoles, sobre la venida del Espíritu Santo a los apóstoles y a María, la madre de Jesús. Un texto que debe ayudarnos a todos nosotros que somos los continuadores de aquellos primeros discípulos para anunciar al mundo las maravillas de Dios.
El Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús, transforma aquellos primeros discípulos y los capacita para ser verdaderos discípulos misioneros. Ellos abandonan su comodidad dentro del cenáculo, para salir y expresarse ante los demás de forma que todos podían entenderlos en sus propias lenguas. Es el Espíritu que transforma a aquellos hombres, llenos de miedo, en verdaderos anunciadores del Evangelio, sin miedo a las consecuencias que les puedan sobrevenir. Y ellos se dejan guiar por el Espíritu Santo, que entonces puede obrar maravillas, puede abrir el corazón de las personas para escuchar las grandezas de Dios y convertirse.
En mi homilía de inicio de ministerio remarqué la prioridad y la urgencia de la evangelización, y os invitaba a todos a trabajar en esta tarea. Pero en primer lugar tenemos que dejarnos convertir y llenar del Espíritu Santo, de su amor, para después anunciarlo y compartirlo con los demás. Es el mismo Espíritu que hemos recibido nosotros en el bautismo en un primer momento, y que, en la Confirmación, se nos ha dado en plenitud. Hoy es un día, pues, para pedir especialmente, que el Espíritu Santo nos llene con su amor, con su fuego evangelizador, para experimentarlo, vivirlo, y anunciarlo a nuestro mundo.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles también se recuerda que junto con los apóstoles, orando y esperando la venida del Espíritu Santo, estaba María, la madre de Jesús. A ella nos encomendamos especialmente para que nos ayude en esta labor misionera de la que participamos desde nuestro bautismo.
El papa Francisco, además, encomienda a la Virgen María, su protección y amparo para el próximo Sínodo de Obispos que tendrá lugar en otoño de este año en Roma, y que tratará sobre la sinodalidad. Precisamente nos convoca a todos el próximo día 31 de mayo, fiesta de la Visitación, a orar como Iglesia suplicante por los frutos de la Asamblea Sinodal. En las parroquias, comunidades y grupos de la diócesis os invito a orar especialmente ese día, como yo mismo también haré. Que la Virgen María, la Estrella de la Evangelización, nos guíe en este apasionante camino de anunciar y vivir el amor de Dios.
+ Salvador Cristau i Coll
Obispo de Terrassa