
Durante este año celebramos en Terrassa diversos actos para conmemorar el 1.400 aniversario del Concilio de Égara. En este comentario dominical quiero reflexionar sobre lo que significa recordar que en el año 615 se reunieron en el territorio actual de Terrassa todos los obispos de la Tarraconense.
En aquel año, en la sede episcopal de Ègara, la Terrassa actual, se celebró un Concilio provincial, es decir de todos los obispos que formaban ya entonces la Tarraconense. Participaron doce obispos y los representantes de dos más. Las actas, que afortunadamente se han conservado, han permitido reconocer bien los puntos tratados y por tanto las características de la Iglesia de la época visigótica en nuestra tierra.
El primero de los actos conmemorativos que se ha celebrado coincidió con la fecha exacta del aniversario, el 13 del pasado mes de enero, día en que se celebraron unas Vísperas solemnes, presididas por Mons. Salvador Cristau, obispo auxiliar, en la iglesia de Santa Maria de Ègara, la antigua catedral visigótica. Los actos organizados incluyen, entre otras celebraciones, una misa en rito hispanomozárabe –el usual en la antigua diócesis egarense- se concluirán el 28 de junio que, Dios mediante, presidiré la celebración de la Eucaristía en la iglesia parroquial de San Pedro, con motivo de la fiesta titular.
El obispado de Terrassa ha celebrado hace unos meses su décimo aniversario, y se considera heredero directo de la diócesis de Ègara. Esto se puso de relieve el martes 27 del pasado mes de enero, día en que todos los obispos de las diócesis catalanas celebraron su reunión periódica en el conjunto de las iglesias de San Pedro, conmemorando así los 1.400 años de la celebración del Concilio de Ègara.
En la iglesia de Santa María, lugar más que probable de la celebración de aquel concilio, recordé aquel día que “en este conjunto de iglesias, a lo largo de muchos siglos, nuestros antepasados han celebrado la fe, han evangelizado y también han compartido sus bienes, ejerciendo la caridad con los más necesitados. A lo largo del tiempo no se ha producido una fractura en la transmisión de la fe. Y nosotros hoy podemos decir que somos herederos de aquellos hermanos que nos han precedido. Las celebraciones de este aniversario nos ayudarán a mantener la memoria de nuestras raíces, a reafirmarnos en nuestros fundamentos, a tener bien presentes nuestros orígenes, a fin de poder continuar nuestra singladura ya adentrados en el siglo XXI”.
Según ha explicado nuestro sacerdote e historiador mosén David Abadías, la Iglesia visigótica era una Iglesia muy viva y activa, y preocupada también por el testimonio honesto y evangélico de sus clérigos, como lo muestra el hecho que el Concilio de Ègara ratificó los temas que en este sentido trató el Concilio de Huesca, del año 598. “Nos encontramos –ha dicho- ante un texto que muestra que nuestras Iglesias diocesanas del siglo VII tenían un especial cuidado de la formación humana y moral del clero, tanto del secular como del regular”.
Que Nuestra Señora de Montserrat, patrona de las diócesis catalanas, de la que nos disponemos a celebrar su festividad, nos ayude a ser dignos herederos de la fe y la vida de nuestros hermanos cristianos de hace catorce siglos en esta misma ciudad.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa