En camino hacia Lisboa - 30/07/2023 -

En camino hacia Lisboa (30/07/23)

 

Este domingo veinte autocares salen desde diferentes puntos de la geografía diocesana para llevar más de 1.000 jóvenes de la diócesis a Lisboa, acompañados por sus catequistas i sacerdotes. Yo mismo parto también hacia Lisboa para encontrarme con todos ellos y muchos más.

 

El papa Francisco, en su mensaje  para esta Jornada Mundial de la Juventud, expresa su deseo: “sueño que en la JMJ volváis a experimentar la alegría del encuentro con Dios y con los hermanos”.

 

Con el fin de hacer esta experiencia el Santo Padre ha señalado como lema de la Jornada “María se puso en camino de prisa” (Lc 1,39). Efectivamente, María, Madre de Dios y Madre nuestra, se convierte en el modelo de los jóvenes en movimiento, ella que sabe salir de sí misma para ir al encuentro de la persona necesitada.

 

El fragmento bíblico mencionado se encuentra después de la anunciación del ángel Gabriel a la Virgen María. Ella no se encierra en sus preocupaciones, no queda paralizada ante las dificultades, sino que antepone la necesidad ajena y, confiando en Dios, emprende con decisión el camino para ir al encuentro de su prima Elisabet. Ella, que lleva en su seno el germen de aquel que es la Vida, experimenta la alegría espiritual más grande a través del camino de la proximidad y del encuentro. Y si continuamos leyendo el texto de San Lucas descubrimos como Elisabet  se llena del Espíritu Santo a través del ejercicio de la hospitalidad y el encuentro con María, que llena de gozo su corazón.

 

María nos acompaña ciertamente  en nuestra peregrinación hacia Lisboa. La peregrinación, toda peregrinación, siempre es una experiencia de fe y encuentro. De fe en Dios a quien descubrimos vivo entre nosotros y profundizamos en él en las catequesis y las celebraciones. Y de encuentro con los demás compañeros de camino que se convierten en verdaderos amigos y hermanos en el Señor. La experiencia de pasar unos días juntos, de superar dificultades con esfuerzo y decisión, de reflexionar y compartir tantos ratos a lo largo del día, nos ayuda a experimentar este gozo de la proximidad, de la acogida gratuita del otro, de la hospitalidad para  con cada persona que acogemos o que nos acoge a nosotros.

 

Demasiado a menudo estamos acostumbrados a movernos con rapidez por cosas que ciertamente no son las más importantes, como nos recuerda el Santo Padre, por ejemplo la vida vivida con superficialidad, sin compromiso, sin reflexionar las cosas ni sentar cabeza, sin tener paciencia. La experiencia del encuentro con Dios y  con los hermanos ayuda a descubrir de manera especial el gozo del abrazo entre diferentes pueblos y generaciones,  en la reconciliación y la paz, en una nueva fraternidad misionera.

 

Mañana lunes pasaremos también por Fátima recordando una de las apariciones de la Virgen María más importantes a tres sencillos pastores a quienes cambió sus vidas a partir del encuentro celestial.

 

Pero la peregrinación no es solo de ida, es también de vuelta. Vamos a Lisboa para experimentar el gozo del encuentro con Jesucristo y con los hermanos, pero volveremos con el compromiso de vivir los encuentros concretos, el gozo por la presencia del Señor, con los de casa, en la familia, en la escuela, en el trabajo, con los amigos, en la parroquia o en el movimiento. Y se nos notará que el paso por Lisboa ha dejado huella en nuestros corazones porque a buen seguro seremos más y mejores discípulos misioneros del Señor, con María, que fue a visitar a Elisabet, se quedó allí un tiempo, y después regresó a Nazaret para continuar con la misión que el Señor le había encomendado.

 

Confío en la plegaria de todos los diocesanos  por los frutos de esta nueva Jornada Mundial de la Juventud que tanto bien puede hacer a todos los jóvenes que participarán, entre ellos 1.050 de nuestra diócesis. Entre otros frutos, de un modo especial, también por las vocaciones  sacerdotales que tanto necesitamos.

 

+ Salvador Cristau i Coll

Obispo de Terrassa