En tiempos de la vejez no me rechaces
«En tiempos de la vejez no me rechaces». Con estas palabras del salmo 71 empieza el Mensaje del Papa para la Jornada dedicada a la gente mayor que hoy celebramos. El pasado viernes 26 de julio recordábamos a los santos Joaquín y Ana, los padres de la Virgen María, la Madre de Jesús, y por tanto, los abuelos de Jesús.
En una sociedad que a menudo ensalza la juventud y la novedad y no digamos el éxito y la fuerza, es esencial recordar que los ancianos son los guardianes de nuestra historia y tradiciones. Sus vidas son testimonio vivo de fe, perseverancia y amor. Hablando con ellos, escuchándolos, teniéndolos presentes, aprendemos lecciones de fortaleza y humildad, y descubrimos la profundidad de la providencia divina en nuestras propias vidas.
En nuestras comunidades parroquiales a menudo nos damos cuenta de que la gente mayor es un pilar esencial como testigos de la transmisión de la fe. ¡Cuántos abuelos y abuelas de los niños de nuestras catequesis están haciendo de verdaderos padrinos y madrinas, aunque oficialmente no lo sean! Durante una vida entera han sido fieles y perseverantes, pasando por muchas pruebas, quizá más difíciles que las que hayamos podido pasar nosotros. Y sin embargo los tenemos, día tras día, domingo tras domingo, en nuestras celebraciones, comprometidos en la parroquia, como testigos de una fe que perdura. Por eso es importante no olvidar a nuestros abuelos, a los ancianos de nuestras familias, parroquias, barrios, amistades, ya que en ellos descubrimos un tesoro muy valioso de experiencia, amor a Dios y a los demás y capacidad de superar las dificultades.
En su mensaje de este año para esta Jornada, el papa Francisco nos dice: «La contraposición entre las generaciones es un engaño y un fruto envenenado de la cultura de la confrontación. Poner a los jóvenes en contra de los ancianos es una manipulación inaceptable».
En esta Jornada de las Personas Mayores se hace hincapié y se nos recuerdan valores y actitudes que debemos tener siempre presentes: amarlos, valorarlos, escucharlos, saber detectar qué es lo que el Señor quiere regalarnos a través de ellos para nuestra edificación.
Que tengáis todos un muy buen verano y descanso, y no olvidemos que la vida es don de Dios, sea larga o sea corta, aunque hoy le damos gracias especialmente por aquellos que con una vida larga nos enseñan los verdaderos valores de la misma vida.
+ Salvador Cristau i Coll
Obispo de Terrassa