
En el Santuario de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, en Brasil, del 13 al 31 de mayo de 2007, se ha celebrado la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM), inaugurada con la presencia y la palabra del Santo Padre Benedicto XVI.
Dos circunstancias recientes han renovado en mí el sentimiento de cercanía a los hermanos latinoamericanos: los días 12 y 13 de junio he tenido ocasión de participar en un encuentro con dirigentes seglares de los nuevos movimientos de la Iglesia latinoamericana. Por otra parte, durante las semanas de Pascua he visitado numerosas parroquias de nuestra diócesis para administrar el sacramento de la Confirmación. Y en estas visitas he podido constatar una creciente presencia de cristianos y cristianas procedentes de América del Sur. Desde aquí les doy las gracias por su presencia en nuestras parroquias y comunidades cristianas. Estoy convencido de que revitalizarán nuestras parroquias y nuestros seminarios.
En este clima de especial proximidad a las Iglesias locales de América del Sur, me ha interesado la cercanía entre nuestras preocupaciones y las de los cristianos de allí. Me ha confirmado en esta impresión el "Mensaje a los pueblos de América Latina y del Caribe", con el que ha concluido la reunión del CELAM.
Con gran sentido pedagógico, este mensaje termina con una breve síntesis de las preocupaciones y propósitos mayores de los obispos del subcontinente. "Creemos y esperamos - dicen- ser una Iglesia viva, fiel y creíble, que se alimenta en la Palabra de Dios y en la Eucaristía. Vivir nuestro ser cristiano con alegría y convicción como discípulos misioneros de Jesucristo".
Siguen tres propósitos en los que me parece que nos podemos sentir muy unidos a ellos: formar comunidades vivas que alimenten la fe e impulsen la acción misionera; valorar las diversas organizaciones eclesiales en espíritu de comunión; promover un laicado maduro, corresponsable con la misión de anunciar y hacer visible el Reino de Dios. Y hacen una especial referencia a las mujeres: "Impulsar la participación activa de la mujer en la sociedad y en la Iglesia". Incluyen también este otro objetivo, que es fundamental y que no es nuevo, porque ya tiene una tradición en la Iglesia latinoamericana: "Mantener con renovado esfuerzo nuestra opción preferencial y evangélica por los pobres". Es significativo que insistan en la fundamentación evangélica, y sólo evangélica, de esta opción.
Jóvenes, familia y respeto a la vida son otros tres objetivos mayores suyos -y no cabe duda de que también lo son y prioritarios para nosotros. De los jóvenes dicen que les deben “acompañar en su formación y búsqueda de identidad, vocación y misión, renovando nuestra opción por ellos”. Sobre la familia, los obispos se comprometen a "fortalecer con audacia la pastoral de la familia y de la vida, así como valorar y respetar nuestros pueblos indígenas y afrodescendientes”.
No olvidan tampoco los obispos referirse al diálogo ecuménico e interreligioso, al fomento de la justicia y la paz y a la defensa del medio ambiente: "Queremos y esperamos cuidar la creación, casa de todos en fidelidad al proyecto de Dios". Y quieren "colaborar en la integración de los pueblos de América Latina y del Caribe", mientras nosotros tenemos el mismo propósito a nivel europeo... ¡Qué cerca estamos de ellos y ellos de nosotros!
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa