
Hace unos días, hice una visita pastoral al barrio de Bellavista, en el municipio de Les Franqueses. Un barrio en transformación y crecimiento debido a una segunda ola migratoria que, como en tantos otros lugares de nuestro país, llega de allende de nuestras fronteras, un barrio que rezuma mestizaje y esperanza. Un barrio con mentalidad de pueblo.
Tuve un encuentro con las fuerzas vivas de la comunidad cristiana, con niños, jóvenes, adultos y ancianos. Muchas cosas podría destacar de ese encuentro, pero me referiré a una solamente. Antes de la reunión, una madre me saludó y no pudo reprimir las lágrimas al explicarme que pocos meses antes un hijo suyo había muerto por sobredosis. Después, en la ronda de explicaciones de las diferentes actividades, ella fue la encargada de presentar el trabajo que están haciendo un grupo de madres para ayudar a sus hijos en la prevención y cura de la droga, y se quejó de la falta de atención por parte de las administraciones en un tema tan grave para la juventud. Hace tiempo enviaron un comunicado a distintas instancias administrativas y a los medios de comunicación, un comunicado que al parecer no tuvo resonancia alguna.
Yo quisiera, desde la sencillez y la pobreza de esta carta semanal, poner un pequeño grano de arena en la concienciación social, y también dar una palabra de ánimo a estas madres luchadoras, que son unas auténticas madres coraje.
Estos días se ha estrenado precisamente una película titulada Heroína, basada en la lucha de una madre contra el narcotráfico gallego. Esta película cuenta cómo una madre, unida a otras muchas madres que comparten el mismo problema, lucha por la vida de su hijo, lucha para que se haga justicia con los narcotraficantes, lucha para la concienciación de una sociedad que no puede obviar un problema de este calibre mirando hacia otra parte. A la vez, lucha para que los toxicómanos sean tratados como enfermos y no como delincuentes.
Las madres de Bellavista se quejan sobre todo de la facilidad con que se puede acceder a las drogas: "Nuestros hijos e hijas –dicen- las pueden encontrar en la calle, en la discoteca… Les son ofrecidas en la puerta de las escuelas y de los institutos. Comienzan por un porro o por una pastilla, como una aventura o un juego. Pero ¿dónde acaban? Acaban atrapados por las mafias de la droga para poderse pagar el consumo en el que ya están atrapados… Y, finalmente, después de un largo calvario para ellos mismos y para sus familias, un calvario mucho más frecuente de lo que se dice y del que se sabe poco, acaban muriendo por sobredosis, víctimas de dosis adulteradas, o mueren en circunstancias extrañas que nadie se explica."
El sufrimiento de muchos padres y madres, y de muchas familias, a causa de las drogas es como un continente ignorado, pero que nos conmueve cuando nos adentramos en él. Sólo de tarde en tarde alguna noticia en los medios de comunicación, o en las relaciones humanas que tenemos más cercanas, nos deja entrever el sufrimiento que se esconde detrás de esos hechos concretos.
Las madres del barrio de Bellavista se preguntan el porqué de esta situación y hacen una llamada a la colaboración de todos. Colaboración, en primer lugar, de las familias, que son la primera y principal instancia educadora; colaboración también de las administraciones, de las escuelas e institutos, de todas las entidades que trabajan en la formación de niños y jóvenes. Coincido plenamente con esas madres de familia en destacar la importancia de la educación. Seguramente se necesitan planes nacionales contra la droga, más efectivos policiales y de control, etc. Pero sobre todo, lo más importante a corto, medio y largo plazo es la educación, es la formación de las personas. Esta es la riqueza principal de la sociedad, este es su futuro. Seamos conscientes de la importancia de la educación en todos los ámbitos. Apliquémonos con seriedad en el campo de la educación. De nada servirán las lamentaciones futuras, si ahora no tenemos el coraje necesario para afrontar estos problemas.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa