Seis días antes de Pascua - 24/03/2024 -

Seis días ante de Pascua (24/03/24)

 

Este domingo es el pórtico de entrada a la Semana Santa, la sucesión de los hechos que Jesús vivió en sus últimas horas aquí en la tierra. Hoy, unos días antes del Triduo pascual, la Iglesia se reúne con alegría y esperanza para celebrar el Domingo de Ramos, marcando así el inicio de la Semana Santa en la que recordamos y vivimos los misterios fundamentales de nuestra fe. En este día, seguimos los pasos de Jesús cuando entró triunfalmente en Jerusalén, aclamado por la multitud con ramos de olivo y palmas. Este gesto simboliza la victoria de la vida sobre la oscuridad y nos invita a reflexionar sobre el profundo significado de estos días que nos disponemos a vivir.

 

Las lecturas de hoy nos ofrecen una sugerente perspectiva sobre la entrada de Jesús en Jerusalén. En el evangelio de la Misa (Mc 11,1-10) sentimos cómo la multitud recibe con gozo al Señor, extendiendo mantos y ramos por el camino con la aclamación: “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. Y ese es el grito que también nosotros repetimos hoy en las celebraciones.

 

En la primera lectura, de la profecía de Isaías (Is 50,4-7), contemplamos al Siervo del Señor, que ofrece su espalda a quienes le golpean y la mejilla a quienes le arrancan la barba. Se trata de un texto que, proféticamente, presenta la figura de Jesús como Siervo sufriente, que acepta la cruz por amor a la humanidad, demostrando así su fidelidad a la voluntad divina, su amor al Padre y a nosotros.

 

También se proclama el himno de san Pablo a los filipenses (Flp 2, 6-11), una profunda reflexión sobre la humillación y exaltación de Cristo. Nos recuerda que Jesús, siendo igual a Dios, se despojó de su rango divino para asumir la condición de siervo y obedecer hasta la muerte de cruz. Su exaltación nos revela el plan de redención, salvación que el Señor tenía preparado desde antiguo para toda la humanidad, para todos nosotros.

 

Hoy, pues, recordamos y actualizamos a través de los ritos y plegarias, que los ramos que llevamos no son sólo un gesto simbólico. Representan nuestra disposición a seguir a Jesús en el camino de la humildad y de la entrega disponible y generosa, siempre desde el amor.

 

Os invito a vivir esta Semana Santa como una oportunidad de renovación espiritual, de hacer morir a nuestro yo para resucitar con Él. La lectura reposada de la pasión, este año según san Marcos, pero también las de los demás evangelistas, pueden ayudar a adentrarnos en los misterios de la vida del Señor que nos disponemos a meditar y celebrar estos días. También pueden ser de gran ayuda las audiciones de algunas obras de arte musical como La Pasión de San Mateo de J.S. Bach o "El Mesías" de G.F. Handel. Ciertamente son elementos externos a la liturgia y la oración más explícita, tal y como la conocemos, pero nos pueden ayudar, y mucho, a vivir estos días santos.

 

Contemplamos a Jesús, el Hijo de Dios, humilde, sirviente, que entrega su vida por nosotros y nos enseña cómo debemos vivir y reaccionar. ¡Santa Semana a la espera de la exultante y gozosa Resurrección del Señor!

 

+ Salvador Cristau i Coll

Obispo de Terrassa

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