
En nuestra mochila para el camino de este nuevo curso, como diócesis nueva que somos, tenemos necesidad de llevar una buena dosis de espíritu de comunión. Dicho más humanamente, y citando al gran Blaise Pascal, diría que necesitamos "espíritu de finura". Y también espíritu de realismo, espíritu de aceptación mutua, espíritu de respecto a la disparidad de opiniones que hay entre los hermanos y hermanas en la fe. Por lo tanto, espíritu de finura o espíritu de comunión hacia adentro y hacia afuera; ad intra y ad extra, para decirlo con la sobriedad del latín.
Me gusta mucho acordaros de que en este domingo inicia su ministerio episcopal en la diócesis hermana de Sant Feliu de Llobregat a mi hermano en el episcopado Mundos. Agustino Cortés Soriano. El Sr. Arzobispo de Barcelona, otros obispos de nuestras tierras, y yo mismo, estaremos presentes esta tarde en la catedral basílica de san Llorenç, de Sant Feliu de Llobregat.
Esta presencia va mucho más allá de una cortesía y un deseo de buena vecindad, que ya sería un motivo lo bastante noble. San Feliu y Terrassa, como diócesis sufragáneas del arzobispado de Barcelona, estamos llamadas a vivir una especial relación de comunión y de colaboración. De hecho, Terrassa y San Feliu somos dos diócesis nacidas de la Iglesia madre de la archidiócesis de Barcelona.
Esta comunión y esta colaboración es especialmente necesaria siempre, pero es decisiva en esta primera etapa. Tenemos que ir configurando una provincia eclesiástica que trabaje unida y en estrecha colaboración también en las otras diócesis catalanas y de todo el Estado.
Como presidente de la comisión de estudio para llevar a cabo la distribución de los bienes inmuebles y muebles a fin de que las dos nuevas diócesis puedan constituirse y llevar a cabo su misión, puedo decir -y me gusta mucho dar testimonio público- que se trabaja mucho y con un gran espíritu de justicia, de equidad y de comunión eclesial. Un miembro de la comisión lo dijo en la primera reunión con una imagen feliz: Queremos trabajar como un matrimonio que, al casar al hijo o la hija, les quiere dotar dignamente; no queremos trabajar como un matrimonio que ha llegado a la ruptura y al divorcio y se enemista para dividirse los bienes con mezquindad. Tendríamos que conseguir entre todos que este reparto de bienes sea para toda la Iglesia y la sociedad una ocasión de ofrecer un signo, de dar un testimonio elocuente de comunión eclesial.
Dicho con términos más eclesiales: siempre, pero sobre todo este curso, tenemos que hacer de cada uno de los tres obispados y de las relaciones entre ellos, "una casa y una escuela de comunión" (Joan Pau II en NMI, 43).
+ Josep Àngel Saiz Meneses, obispo de Terrassa
Me gusta mucho acordaros de que en este domingo inicia su ministerio episcopal en la diócesis hermana de Sant Feliu de Llobregat a mi hermano en el episcopado Mundos. Agustino Cortés Soriano. El Sr. Arzobispo de Barcelona, otros obispos de nuestras tierras, y yo mismo, estaremos presentes esta tarde en la catedral basílica de san Llorenç, de Sant Feliu de Llobregat.
Esta presencia va mucho más allá de una cortesía y un deseo de buena vecindad, que ya sería un motivo lo bastante noble. San Feliu y Terrassa, como diócesis sufragáneas del arzobispado de Barcelona, estamos llamadas a vivir una especial relación de comunión y de colaboración. De hecho, Terrassa y San Feliu somos dos diócesis nacidas de la Iglesia madre de la archidiócesis de Barcelona.
Esta comunión y esta colaboración es especialmente necesaria siempre, pero es decisiva en esta primera etapa. Tenemos que ir configurando una provincia eclesiástica que trabaje unida y en estrecha colaboración también en las otras diócesis catalanas y de todo el Estado.
Como presidente de la comisión de estudio para llevar a cabo la distribución de los bienes inmuebles y muebles a fin de que las dos nuevas diócesis puedan constituirse y llevar a cabo su misión, puedo decir -y me gusta mucho dar testimonio público- que se trabaja mucho y con un gran espíritu de justicia, de equidad y de comunión eclesial. Un miembro de la comisión lo dijo en la primera reunión con una imagen feliz: Queremos trabajar como un matrimonio que, al casar al hijo o la hija, les quiere dotar dignamente; no queremos trabajar como un matrimonio que ha llegado a la ruptura y al divorcio y se enemista para dividirse los bienes con mezquindad. Tendríamos que conseguir entre todos que este reparto de bienes sea para toda la Iglesia y la sociedad una ocasión de ofrecer un signo, de dar un testimonio elocuente de comunión eclesial.
Dicho con términos más eclesiales: siempre, pero sobre todo este curso, tenemos que hacer de cada uno de los tres obispados y de las relaciones entre ellos, "una casa y una escuela de comunión" (Joan Pau II en NMI, 43).
+ Josep Àngel Saiz Meneses, obispo de Terrassa
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa